Atención a este novedoso análisis sobre el 23F que nos acabamos de encontrar…
Recientemente han salido a la luz unas declaraciones de Esperanza Aguirre diciendo que la acústica del Congreso es mala.
Lamentablemente, el intento de medir el tiempo de reverberación a principios de los ’80 de un honrado servidor público fue obstaculizado por todas las fuerzas políticas incluyendo al Rey.
Como lo oís. El teniente-coronel Tejero, que así se llamaba este visionario, entró al Congreso con unos cuantos guardias a su servicio (para hacer la ponderación espacial) y al grito de «Quieto todo el mundo» (para bajar el ruido de fondo) comenzó a hacer disparos para medir la reverberación, se lió la de Dios es Cristo, fue encarcelado por un crimen que no había cometido como el Equipo A y sus superiores se desentendieron del estudio. Hoy en día es más normal ver a los civiles con sonómetro, pero te hacen soplar en el micro.
Disparo 1
Disparo 2
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