JL de Vicente escribe sobre las nuevas economías musicales y cinematográficas alejadas de los modelos tradicionales basados en el copyright que estan surgiendo en el norte de Brasil con el fenómeno del Tecno brega y en el emergente Nollywood nigeriano, la industria del cine que mas ha crecido en los últimos diez años. En el artículo se hace referencia al magnífico documental gratuito Good Copy Bad Copy, en el que se relatan estas dos y otras historias.
La cultura después de la piratería
THINK THANK – La cultura como laboratorio – adn.es
24 de Septiembre de 2008 | José Luis de VicenteBrasil es un país que casi se ha quedado sin industria del disco. La primera multinacional del sector, Sony BMG, editó el año pasado sólo 13 títulos de autores brasileños, en un mercado de más de 180 millones de habitantes. Pero el negocio de la música brasileña en Brasil goza de un excelente estado de salud; sencllamente, se ha mudado a otro lugar.
Servicios como Trama Virtual distribuyen la producción de más de 50.000 artistas que ofrecen su música de manera gratuita y son remunerados por medio de la publicidad. Ignorados por las compañías tradicionales, las generaciones más recientes de músicos cariocas han podido crecer y encontrar a su público gracias a este portal que ha conseguido éxitos estratégicos para su modelo como catapultar a la élite de la escena independiente internacional a Cansei de Ser Sexy (CSS), uno de los múltiples grupos que han colgado allí sus temas.
Pero más allá de la Red, en las calles surgen estilos y escuelas que renuncian desde el primer día a seguir las pautas tradicionales del negocio del disco. Sonidos electrónicos agresivos como el Baile Funk en Rio de Janeiro, popularizado en el resto del mundo por artistas extranjeros como Diplo o M.I.A, y bandas locales como Bonde Do Role. O su último sucesor, el Tecnobrega.
En el estado de Pará, al norte de Brasil, el Tecnobrega -cuyos orígenes se explican en el interesante documental gratuito Good Copy, Bad Copy- es tan popular que cada año se editan más de cuatrocientos CDs y 100 DVDs de esta clase de música. Pero ninguno llega a las tiendas de discos; los productores han preferido alcanzar acuerdos con las redes de «manteros» que venden copias ilegales de los grandes lanzamientos internacionales.
Los músicos les ceden sus discos gratuitamente y permiten que se quedan con el precio integro de la venta. A cambio, los vendedores se convierten en la red de promoción de estos artistas, que luego recuperan con creces la inversión actuando en grandes fiestas soundsystem en las que llegan a juntarse hasta 15.000 personas. […]
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