Levántate (2002)
La imagen de un cuerpo electrónico proyectado cenitalmente sobre una especie de sarcófago, visualiza la parte más intangible del cuerpo humano: la transformación incesante de flujos de información y energía. El cuerpo, entendido como emisor y receptor de señales, está en constante comunicación e interacción con su entorno. El aire que respira es el que le da la vida, pero también el que lo erosiona, a través de un lento proceso de oxidación celular. Los inputs térmicos, químicos, acústicos o visuales informan y transforman, nutren y consumen. La existencia emerge en las interferencias entre imaginarios individuales y colectivos, tan permeables como vulnerables a la agresión, la manipulación o la transformación medio y media ambiental.
En la instalación interactiva Levántate, el flujo de datos que alimenta el cuerpo es el que le da vida. Este cuerpo sometido a la entropía digital se alimenta y se descompone al son de las voces y sonidos emitidos por los espectadores que transitan la obra. Y si el cuerpo existe a través del lenguaje y de sus representaciones, su código informático es un campo de batalla entre la creación, la destrucción y la regeneración.
Mariela Cádiz con la colaboración de Kent Clelland
España / EE.UU.
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