El escritor William S. Burroughs explica en 1973 cómo hacer guerrilla urbana con grabaciones de campo en un texto en el que mezcla, entre otras cosas, las escuchas del Watergate con la idea de lo viral. ¡Micrófonos! ¡Parásitos! ¡Mutaciones! ¡Dios! ¡Nixon! ¡Simios follando! ¡Intensamente incandescente en estéreo! El texto es de la introducción de The Job: Interviews with William S. Burroughs, la traducción es mía:
En la revista Encounter, que está claro que en algún momento estuvo subvencionada por la CIA, apareció un artículo de George Steiner titulado «Palabras nocturnas». Al hablar de mis escritos y de los escritos de otros autores en cuyas obras se describen escenas sexuales de manera explícita y honesta, dice: «En el nombre de la privacidad humana, ¡basta!».
¿En nombre de quién se está evocando la privacidad humana? ¿En el nombre de quiénes colocaron micrófonos en el dormitorio de Martin Luther King y saquearon la oficina del psiquiatra de Ellsberg? ¿Y en cuántos dormitorios más han colocado micrófonos? ¿Alguien cree que estos son casos aislados? ¿Qué los pillaron a la primera? ¿Quién está tirando la primera piedra aquí?
Es precisamente desintegrando todo el concepto de la privacidad como se desintegrará el monopolio que la administración Nixon desea establecer. Cuando a nadie le preocupe la vergüenza, dejará de existir y podremos volver todos al Jardín del Edén sin ningún Dios merodeando por ahí como si fuera un detective de hotel con una grabadora. Sin duda, los libros y las películas en los que se muestra explícitamente el acto sexual son un paso en la dirección correcta. Esta descomposición de la vergüenza y del miedo respecto al sexo es precisamente lo que la administración Nixon quiere detener para poder seguir utilizando la vergüenza y el miedo como armas de control político.
En general, se asume que la palabra hablada surgió antes que la palabra escrita. Yo sugiero que la palabra hablada, tal y como la conocemos, surgió después de la palabra escrita. Al principio fue la Palabra, y la Palabra era Dios —y la palabra era carne… carne humana… al principio de la escritura. Los animales hablan. No escriben. Vamos, una rata vieja y sabia puede saber mucho sobre trampas y veneno, pero no puede escribir «Trampas mortales en tu almacén» para el Reader’s Digest, con tácticas para atacar en grupo a perros y hurones y para ocuparse de los listillos que rellenan los agujeros de las ratas con lana de acero. Es dudoso que la palabra hablada pudiese haber evolucionado más allá del estado animal sin la palabra escrita. En el habla humana, la palabra escrita es inferencial.
Mi teoría básica es que la palabra escrita fue en realidad un virus que hizo posible la palabra hablada. La palabra no ha sido reconocida como un virus porque ha alcanzado un estado de simbiosis estable con el huésped, aunque esta relación simbiótica se está viniendo abajo, por razones que señalaré más adelante.
Cito de Mecanismos de la infección vírica, editado por el Sr. Wilson Smith, un científico que piensa de verdad en este tema, en lugar de limitarse a relacionar datos. En lo que piensa es en la intención última del organismo viral. En un capítulo titulado «La adaptabilidad del virus y la resistencia del huésped», de G. Belyavin, se amplían las especulaciones sobre el objetivo biológico de las especies de virus. «Los virus son obligatoriamente parásitos celulares y, por consiguiente, totalmente dependientes de la integridad de los sistemas celulares que parasitan para su supervivencia en un estado activo. Es algo paradójico que muchos virus terminen destruyendo las células en las que están viviendo».
Entonces, ¿el virus es simplemente una bomba de relojería dejada en este planeta para ser activada por control remoto? De hecho, ¿un programa de exterminio? ¿En su camino de la virulencia plena a su objetivo final de simbiosis sobrevivirá alguna criatura humana?
«Desde el punto de vista del virus, la situación ideal sería una en la que el virus se replicase en las células sin alterar en modo alguno su metabolismo normal. Esto ha sido sugerido como la situación biológica ideal hacia la que están evolucionando lentamente todos los virus».
¿Serías violento con un virus bienintencionado en su lento camino hacia la simbiosis?
«Vale la pena señalar que si un virus alcanzase un estado de equilibrio totalmente benigno con su célula huésped es poco probable que su presencia fuese detectada inmediatamente o que fuese reconocido necesariamente como un virus». Yo sugiero que la palabra es uno de estos virus. El Dr. Kurt Unruh von Steinplatz ha propuesto una teoría interesante sobre los orígenes y la historia de este virus palabra. Él plantea que la palabra fue un virus de lo que él llama «mutación biológica» que provocó un cambio en su huésped que después fue transmitido genéticamente. Una de las razones por las que los simios no pueden hablar es que la estructura de su garganta interna no está diseñada para formular palabras. Él sugiere que las alteraciones de la estructura de la garganta interna fueron provocadas por una enfermedad viral. ¡Qué acontecimiento! Esta enfermedad pudo muy bien haber tenido una tasa alta de mortalidad, pero algunas simias debieron sobrevivir para dar a luz al Wunderkinder. Quizá la enfermedad asumió una forma más maligna en los machos debido a su estructura muscular más rígida y desarrollada, provocándoles la muerte a través de estrangulaciones y fracturas vertebrales. Como el virus precipita el frenesí sexual, tanto en los machos como en las hembras, a través de la irritación de los centros sexuales del cerebro, el macho fecundaba a las hembras en sus espasmos mortales y la estructura de la garganta alterada se transmitía genéticamente. Ay, embestidas, vaya escena… Los simios están mudando el pelaje, desahogándose, las simias lloriqueando y baboseando sobre los machos agonizantes como vacas con fiebre aftosa, con un olor almizclado dulce, el olor a metal podrido de la fruta prohibida en el Jardín del Edén…
La creación de Adán, el Jardín del Edén, el hechizo del desmayo de Adán durante el que Dios creó a Eva a partir de su cuerpo, la fruta prohibida, que era por supuesto el conocimiento de todo el apestoso asunto y que podría ser denominado el primer escándalo Watergate, todo encaja perfectamente en la teoría de Doc von Steinplatz. Y esto fue un mito blanco. Esto nos lleva a la suposición de que el virus de la palabra adquirió una forma especialmente maligna y letal en la raza blanca. Entonces, ¿a qué se debe esta especial malignidad del virus de la palabra blanco? Lo más probable es que fuese una mutación viral provocada por la radioactividad. Todos los experimentos con animales e insectos llevados a cabo hasta el momento indican que las mutaciones provocadas por radiaciones son desfavorables —es decir, no son propicias para la supervivencia. Estos experimentos están relacionados con el efecto de la radiación sobre criaturas autónomas. ¿Qué pasa con los efectos de la radiación sobre los virus? ¿No hay, tal vez, experimentos secretos y clasificados ocultos con la excusa de la seguridad nacional? Las mutaciones virales provocadas por radiaciones pueden ser favorables para el virus. Y un virus así bien podría violar el antiguo pacto de la simbiosis, el equilibrio benigno con la célula huésped. Así que ahora, con las grabadoras del Watergate y los efectos colaterales de las pruebas atómicas, el virus se agita inquieto en todas vuestras gargantas blancas. Fue un virus asesino una vez. Podría convertirse en un virus asesino otra vez y propagarse por las ciudades del mundo como un incendio forestal.
«Es el principio del fin». Esa fue la reacción de un agregado científico en una de las principales embajadas de Washington a los informes de que un laboratorio había producido una partícula genética sintética. «Ahora cualquier país pequeño puede crear un virus para el que no haya cura. Solo hace falta un pequeño laboratorio. Cualquier país pequeño con buenos bioquímicos podría hacerlo».
Y, probablemente, cualquier país grande podría hacerlo más rápido y mejor.
Avanzo la teoría de que en la revolución electrónica un virus es una unidad muy pequeña de palabra e imagen. Yo ya he sugerido cómo esas unidades pueden ser activadas biológicamente para actuar como cepas de virus contagiosas. Vamos a empezar con tres grabadoras en el Jardín del Edén. La grabadora uno es Adán. La grabadora dos es Eva. La grabadora tres es Dios, quien después de Hiroshima degeneró en el Americano Feo. O, volviendo a nuestra escena primitiva: la grabadora uno es el simio macho en un frenesí sexual indefenso mientras el virus lo estrangula. La grabadora dos es la simia arrullante que lo monta a horcajadas. La grabadora tres es la MUERTE.
Von Steinplatz propone que el virus de mutación biológica, al que él llama Virus B-23, está contenido en la palabra. Liberar a este virus de la palabra podría ser más letal que liberar el poder del átomo. Porque todo el odio, todo el dolor, todo el miedo, toda la lujuria, están contenidos en la palabra.
Ahora tenemos tres grabadoras. Así que vamos a crear un virus de palabra sencillo. Supongamos que nuestro objetivo es un rival político. En la grabadora uno grabaremos discursos y conversaciones, editando cuidadosamente los tartamudeos, pronunciaciones incorrectas y frases ineptas —el máximo que podamos reunir. Entonces, en la grabadora dos crearemos una grabación de amor colocando micrófonos en su dormitorio. Podemos potenciar esta grabación empalmándola con un objeto sexual inadmisible o inaccesible, o ambos, como la hija adolescente del senador. En la grabadora tres grabaremos voces llenas de odio y menosprecio. Empalmaremos las tres grabaciones utilizando intervalos muy cortos y reproduciéndolas al senador y a sus constituyentes. Estos cortes y reproducciones pueden ser muy complejos e implicar codificadores de voz o baterías para las grabadoras, pero el principio básico es simplemente empalmar cintas sexuales con cintas reprobatorias. Una vez establecidas las líneas de asociación, se activan cada vez que se activen los centros del habla del senador, que es todo el tiempo (que el cielo ayude a ese bastardo penoso si algo pasase con su bocaza). Así que su hija adolescente gatea sobre su cuerpo mientras los Rangers de Texas y las mujeres decentes que van a la iglesia emergen de la grabadora tres gritando: «¿QUÉ ESTÁ HACIENDO DELANTE DE PERSONAS DECENTES?».
La hija adolescente es solo un toque refinado. Básicamente, lo único que necesitas son grabaciones sexuales en la número dos y grabaciones hostiles en la número tres. Con esta fórmula simple, cualquier hijo de puta de la CIA puede convertirse en Dios —es decir, en la grabadora tres. Fíjate en el énfasis en el material sexual en los robos y en los micrófonos de la cloaca del Watergate —colocaron micrófonos en el dormitorio de Martin Luther King. Beso beso disparo disparo. Una técnica de asesinato letal. Como mínimo, asegúrate de poner nerviosos a los oponentes y colocarlos en una situación de desventaja. Así que el escándalo real del Watergate, que no ha salido todavía a la luz, no es que hubiese micrófonos en los dormitorios y que se saqueasen las oficinas de los psiquiatras, sino el uso concreto que se dio a este material sexual.
Esta fórmula funciona mejor en un circuito cerrado. Si las grabaciones y las películas sexuales se extendiesen, se tolerasen y se mostrasen públicamente, la grabadora tres perdería su poder. Lo que quizá explica por qué la administración Nixon están intentando terminar con las películas sexuales y restableciendo la censura en todas las películas y libros —para mantener la grabadora tres en un circuito cerrado.
Y esto nos lleva al tema del SEXO. En palabras del fallecido John O’Hara: «Me alegra que haya acudido a mí en lugar de a uno de esos charlatanes de la planta superior. Los sacerdotes psiquiatras, o como quiera que se llamen a sí mismos, quieren desactivarlo y mantener la grabadora tres en marcha. Vamos a activarlo. Todos vosotros, promiscuos, utilizad cámaras de cine y grabadoras para grabar y rodar vuestras sesiones. Luego repasad la sesión y escoged los momentos más sexis —ya sabéis, cuando realmente sucede. Reich construyó una máquina con electrodos para colocar en el pene para medir esta carga orgásmica. Aquí tenemos un orgasmo no placentero debilitándose ominosamente en cuanto la grabadora tres entra en escena. Simplemente lo hizo. Y aquí tenemos un orgasmo placentero ascendiendo en el gráfico. Así que coge lo mejor de tus sesiones e invita a tus amigos a verlo. Es lo que hacen los buenos vecinos. Prueba a montarlo todo junto, alternado 24 fotogramas por segundo. Prueba a añadir aceleraciones y desaceleraciones. Construye un acumulador de orgón y experimenta con él. Es simplemente una caja de cualquier forma y tamaño forrada de hierro. Cuando vuestro intrépido reportero tenía 37 años tuvo un orgasmo espontáneo, sin manos, en un acumulador de orgón construido en un naranjal de Pharr, Texas. Lo que lo provocó fue un acumulador pequeño de aplicación directa. Eso es lo que deberían hacer todos los chicos y chicas de sangre caliente en el taller de su sótano. El acumulador de orgón puede ser enormemente potenciado utilizando hierro magnetizado, que envía un campo magnético potente a través del cuerpo. Y pequeños acumuladores como pistolas de rayos.
Ahí tenemos a Magee dos pistolas explotando en sus pantalones. La pistola se cae de su mano. Tan rápido como era, y no fue lo suficientemente rápido.
Para un acumulador direccional pequeño, consigue seis imanes potentes y coloca tus cuadrados de hierro magnetizados de manera que formen una caja. En un extremo de la caja, perfora un agujero e inserta un tubo de hierro. Después, cubre la caja y el tubo con un material orgánico: caucho, cuero, tela. Prueba el tubo en tus partes íntimas y en las partes íntimas de tus amigos y vecinos. Es bueno para jóvenes y ancianos, hombres y animales, es conocido como SEXO. También es conocido por tener conexión directa con lo que se conoce como VIDA. Vamos a deshacernos de San Pablo y de las regiones cristianas. Y a decirle a la grabadora tres que cubra sus propias cosas morbosas. Apesta desde el Jardín del Edén al Watergate.
Ya he mencionado que el verdadero escándalo del Watergate es el uso que se dio a las grabaciones. ¿Y cuál fue ese uso? Después de hacer las grabaciones tal y como he explicado, ¿qué hicieron con ellas?
Respuesta: Reproducirlas in situ.
Reproducen estas grabaciones al propio objetivo, si el objetivo es un individuo, desde coches en marcha y agentes que caminan a su lado por la calle. Reproducen estas grabaciones en su vecindario. Finalmente, las reproducen en las cafeterías del metro, en los aeropuertos y en otros lugares públicos. El ingrediente esencial es la reproducción.
Yo he hecho muchos experimentos con grabaciones y reproducciones callejeras durante años, y lo más sorprendente es que para provocar efectos con la reproducción no necesitas grabaciones sexuales, ni siquiera manipuladas. Cualquier grabación reproducida en el sitio donde fue hecha de la manera que voy a describir ahora puede producir efectos. Aunque no cabe duda de que las cintas manipuladas o sexuales son más potentes. Pero parte del poder de la palabra se libera a través de una simple reproducción, así que cualquiera que se tome la molestia de realizar el experimento podrá comprobarlo.
He observado con frecuencia que esta operación sencilla de hacer grabaciones y fotos de un sitio al que quieras provocar molestias o destruir y después reproducir las grabaciones y hacer más fotos provoca accidentes, fuegos y traslados, especialmente esto último. El objetivo se traslada. Llevamos a cabo esta operación con el Centro de cienciología del número 37 de la calle Fitzroy. Unos meses más tarde, se trasladaron al 68 de Tottenham Court Road, donde recientemente se llevó a cabo una operación similar.
Aquí explico como ejemplo una operación realizada contra el Moka Bar del número 29 de la calle Frith (Londres W1), iniciada el 3 de agosto de 1972. Retrocedamos a ese jueves. La razón de esta operación fue una descortesía indignante no provocada y un pastel de queso venenoso. Para cerrar el Moka Bar. Grabo. Hago fotos. Me quedo un rato fuera. Dejo que me vean. Dentro están furiosos. El horrible viejo propietario, su mujer de pelo rizado, su hijo boquiabierto y el dependiente gruñón. Los tengo y lo saben.
«Vosotros tenéis reputación de generar problemas. Bueno, salid y generad alguno. Si intentáis romper la cámara, llamo a la policía. Tengo derecho a hacer lo que quiera en la vía pública».
Llegados a ese punto, explicaría al policía que estaba haciendo grabaciones en la calle para un documental sobre el Soho. Después de todo, este fue el primer bar espresso de Londres, ¿no? Les estaba haciendo un favor. Ellos no podían decir lo que ambos sabíamos sin resultar ridículos.
«No está haciendo un documental. Está intentando hacer estallar la máquina de café, iniciar un incendio en la cocina, provocar peleas aquí, que nos envíe una citación la Junta de salud».
Sí, los tenía y ellos lo sabían. Miré al viejo propietario y sonreí, como si le gustase lo que estaba haciendo. La reproducción vendría más tarde, con más fotos. Me tomé mi tiempo y me acerqué al mercado de la calle Brewer, donde grabé un juego monte de tres cartas. Ahora la ves, ahora no la ves.
La reproducción se hizo varias veces, con más imágenes. Su negocio se fue abajo. Cada vez abrían menos horas. El 30 de octubre de 1972, el Moka Bar cerró. El local se convirtió en el Queen’s Snack Bar.
¿Cómo aplicamos la analogía de las tres grabadoras a esta operación sencilla? La grabadora uno es el propio Moka Bar en su estado prístino. La grabadora dos es mi grabación de las inmediaciones del Moka Bar. Estas grabaciones son el acceso. La grabadora dos en el Jardín del Edén fue a partir de lo que se creó a Eva. Así que una grabación del Moka Bar es un fragmento del Moka Bar. Una vez hecha la grabación, esta pieza se convierte en autónoma y escapa a su control. La grabadora tres es la reproducción. Adán siente vergüenza cuando se le pone la grabación de su ignominioso comportamiento con la grabadora tres, que es Dios.
Reproduciendo mis grabaciones al Moka Bar cuando quiero y con cualquier cambio que quiera hacer en las grabaciones, me convierto en Dios para ese local. Les afecto. Ellos no pueden afectarme.
[audio:https://ubusound.memoryoftheworld.org/burroughs_william/talk_talk/Burroughs-William_01-Abandoned-Artifacts_Talk-Talk_1981.mp3|titles=On The Nova Lark – William S. Burroughs]Supón, por ejemplo, que en interés de la seguridad nacional colocan en tu cuarto de baño y en tu dormitorio micrófonos y cámaras infrarrojas ocultas. Estas imágenes y grabaciones dan acceso. Quizá no sientas vergüenza al defecar o al tener relaciones sexuales, pero es probable que sientas vergüenza cuando esas grabaciones sean reproducidas ante un público reprobador. La vergüenza es reproducción: la exposición a la reprobación.
Ahora, vamos a considerar el terreno de la política y la aplicación de la microfonía oculta en ese mundo. Obviamente, todas las grabaciones están disponibles inmediatamente porque los políticos dan discursos en la tele. No obstante, estas grabaciones no dan acceso. El hombre que está dando el discurso no está realmente ahí. En consecuencia, se necesitan grabaciones íntimas, o al menos privadas, por eso los conspiradores del Watergate encontraron necesario recurrir al robo.
Un candidato presidencial no es un blanco fácil, como el Moka Bar. Puede hacer grabaciones de sus oponentes. Así que es un juego complejo y competitivo, con grabaciones hechas por ambas partes. Esto conduce a técnicas más sofisticadas, cuyos detalles no han salido todavía a la luz.
La operación de grabación básica, fotos, más fotos y reproducción, puede ser llevada a cabo por cualquiera que tenga una grabadora y una cámara. Y pueden jugar cualquier número de personas. Millones de personas llevando a cabo esta operación podrían anular el control del sistema que Nixon y quienes están detrás del Watergate están intentando imponer. Como todos los sistemas de control, depende de mantener una posición de monopolio. Si todo el mundo puede ser la grabadora tres, entonces la grabadora tres pierde el poder. Dios tiene que ser el Dios.
Londres, 1973, William S. Burroughs.
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