Raquel Rivera nos envía el siguiente texto, «Ausschaltung»:
El 17 de enero a las 20:00 se desconecta, para siempre, la instalación del proyecto emerging environments. tabacalera, de Alex Arteaga. Fue en ese momento en el que la propuesta estética de Arteaga cobró todo su sentido y operó, discretamente, su radical transformación en la emergencia del entorno de los que allí estábamos. Y de manera sutil, casi misteriosa, pero cierta, del entorno mismo en su complejidad.
Esta desconexión, técnica, necesaria en el marco de actividad de un espacio de producción cultural pública, y carente, a priori, de una intencionalidad estética, se produce, de este modo aparentemente prosaico, tras una primera Ausschaltung (o desconexión) que nos propone la pieza de Alex Arteaga. Nada mejor que la invitación de Arteaga en la hoja de sala para aprehender las intenciones del artista con este trabajo. A través de la pulcritud técnica de un montaje desprovisto de retórica (el espacio Estudios de Tabacalera, 8 altavoces y dos pantallas) nos direcciona hacia una reducción fenomenológica, según los postulados husserlianos, y cuyo presupuesto necesario es la epojé, esto es, la suspensión del juicio, un cambio radical de actitud con respecto a nuestras respectivas realidades, un poner entre paréntesis (Einklammerung) nuestros usos y costumbres (estéticos, aquí) para, así, permitir la emergencia del entorno.
Los límites de esta instalación no están definidos por los márgenes del espacio en el que estás ahora. Del mismo modo, la instalación no puede ser reducida a los altavoces, las pantallas y los sonidos e imágenes que (re)producen.
Estos elementos simplemente condicionan la manera en la que te relacionas con tu entorno presente – el entorno en el que estás, o mejor, con el que estás, ahora – y con el que estarás, no sé por cuanto tiempo, cuando salgas de este edificio.
Los sonidos y la imágenes no son contenedores sino más bien elementos de contingencia que interfieren con todos los condicionantes dinámicos que permiten emerger al entorno de la precisa manera en que lo está haciendo ahora.
La instalación – más bien una intervención – no trata de sus sonidos e imágenes. No escuches ni mires – es mejor que oigas y veas. Simplemente esta?, atentamente, con ellos. Aquí, ahora y allí fuera, cuando salgas.
La instalación, concebida para los Estudios de la Tabacalera madrileña, situada en un barrio tan connotado como es el barrio de Lavapiés, nos induce a la deriva -a perdernos para retrovarnos-, a la misma del flâneur invisible que nos arrastra por Lavapiés en las dos pantallas y, a través del paisaje sonoro del barrio (re)producido en un delicado equilibrio con el paisaje real(?), nos conmueve en su sinceridad y asombra en la perfección de la ejecución ténica en una atmósfera de irrealidad que cuestiona radicalmente nuestra propia realidad.
Y, tras la desconexión, nos enfrentamos, una vez más, al sentimiento de pérdida. La desaparición de los elementos que condicionan nuestra relación con el espacio, provocan la desaparición misma del nuevo espacio generado. Nostalgia de aquello que condiciona nuestro estar ahí y nostalgia de la belleza, aunque esta no fuera pretendida o forzada, sino convocada.
Queda la carcasa inerte, con los ecos de algo que ya no es y es, a la vez. Y la experiencia estética, en un no tiempo que solo la filosofía antigua nos podría describir, consolándonos con su saber casi mitológico ante la implacable y discreta tiranía del tiempo.
Se cuenta que los antiguos griegos tenían tres tipos de tiempo, o mejor dicho tres concepciones del mismo: khronos, el tiempo lineal e implacable, el viejo titán que regía la existencia humana y animal, el bios, ceñido al término irreversible de la muerte, luego estaba aion, el eón o tiempo universal, de índole circular, que siempre volvía al inicio y por el que estaba destinado, por ejemplo, a las almas reencarnarse en una vida renovada –zoé– o a la vieja edad de oro hallar su prometido retorno. Y por último, el aidion, el instante eterno, que quedaba por siempre en suspenso, como la risa de los dioses olímpicos cuando sacude el universo o la noche de amor de Zeus para engendrar a Heracles. El tiempo absoluto, el que nunca pasa, el del goce eterno y la experiencia estética.
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emerging environments. tabacalera.
Del 17 de diciembre 2015 al 17 de enero de 2016
Tabacalera, Madrid
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Fotografías: Roberto Ruiz
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emerging environments. tabacalera. es un proyecto de Alex Arteaga, organizado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, comisariado por Raquel Rivera para FASE y realizado en el marco del entorno de investigación Architecture of Embodiment en la Berlin University of the Arts (UdK) con el patrocinio de la Fundación Einstein.
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