—Mi música es… La llamaría experimental, electrónica, música ambiental. Utilizo tecnología obsoleta, reproductores de casete antiguos y bucles de cinta analógicos. Un bucle de cinta es un fragmento de cinta grabada. Es decir, si la gente sabe todavía qué es un casete, la cinta es esa cosa que sale de él cuando se queda atascado en el coche. Puedes coger un trozo de esa cinta y cortarlo y después puedes pegar un extremo a otro y tienes un bucle.
—A veces pasa algo, sucede una especie de perfección eterna, no puedes distinguir el principio del final y se genera como una burbuja amniótica atemporal en la que puedes flotar. Cuando sucede eso, entonces pienso, vale, esto es bueno, estoy en el buen camino. Eso es lo que busco.
—Cuando toco en directo, escucho la sala, escucho la resonancia. Intento encontrar la frecuencia de resonancia del espacio e intento sentir al público, eso me lleva a la zona alfa.
—Cuando termino, casi no puedo moverme. Cuando tengo que recoger inmediatamente, o viene gente que quiere hablar conmigo, me resulta difícil volver a mi cuerpo, estoy como… ahg… No parece que esté haciendo gran cosa, pero es un gran esfuerzo de concentración y requiere una escucha intensa porque cuando estás bajo presión tiendes a intentar hacer demasiado. Ya sabes, cuando entra el jefe quieres parecer atareado limpiando los mostradores y haciendo cosas, pero para poder escuchar tienes que luchar contra esa tendencia.
—A veces todos necesitamos una píldora para relajarnos, ¿sabes? Creo que es muy saludable alejarse durante un momento. Ya sabes, apagar el correo electrónico, apagar el teléfono móvil, apagarlo todo y simplemente respirar y soñar.
—Es prácticamente un estado de ánimo similar al de la oración, es un estado meditativo y un estado de escucha. Es una escucha muy concentrada durante un cierto periodo de tiempo y a veces hasta yo me sorprendo cuando termina una pieza de 40 minutos. Es como: «Dios mío, ¿ya está?».
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