La lengua china, al contrario que las occidentales, se basa en pictogramas, es decir, en lugar de utilizar un alfabeto fonético arbitrario, los caracteres son dibujos del concepto que representan. Aunque los ideogramas actuales pueden parecernos extremadamente abstractos, se basan en dibujos figurativos, como puede verse en este gráfico:
En el caso de objetos o seres vivos concretos, como una montaña o un caballo, representar el concepto es tan simple como dibujar el ente en cuestión. Cuando se trata de acciones, como llorar o ladrar, la cosa empieza a complicarse, pero es relativamente fácil expresar esos conceptos a través de asociaciones (escuchar = oreja + puerta; ladrar = perro + boca; llorar = agua + ojo, etc.).
Como afirmaba Sergei Eisenstein en su teoría del montaje —basada en los ideogramas chinos y japoneses—, «de la combinación de dos “representables” se logra la representación de algo gráficamente irrepresentable», ¿pero cómo podemos representar gráficamente conceptos tan abstractos como la música?
El ideograma de «música» está compuesto por los de «blanco», «madera» y «seda», y aunque de entrada no parezca tener ninguna explicación lógica, la tiene. En la parte superior de «música», encontramos el carácter «seda» repetido dos veces. La «seda» son las cuerdas de un instrumento musical. En el centro de «seda», vemos el carácter «blanco», que en este contexto representa la púa con la que se tocan los instrumentos de cuerda (según los cinco elementos, el color blanco corresponde al metal, que es el material del que estaban fabricadas las antiguas púas chinas). En la parte baja del ideograma encontramos «madera», en referencia al material con el que están fabricados los instrumentos musicales.
No obstante, el ideograma «música» no es una abstracción de la idea más extendida de instrumento musical, sino de un instrumento concreto. Según la mitología china, el Emperador amarillo soñó que la única manera de derrotar a Chi You y su tribu era utilizar el sonido de tambores de piel de Kui —un monstruo mitológico. Tras matar a la criatura, se fabricaron 80 tambores que hicieron temblar el campo de batalla y tumbaron a los soldados de Chi You. El estruendo fue tan grande que los soldados del emperador también cayeron inconscientes.
Para revivir a los soldados, el maestro musical del emperador unió unas cuerdas de los arcos del ejercito a una pieza de madera hueca y cogió un fragmento de metal fino para tocar las cuerdas suavemente. Este instrumento musical se creó para evocar el espíritu de los soldados y revivir sus almas. Una vez se curaron sus almas, los soldados recuperaron las consciencia. Para describir ese nuevo sonido que reanimaba a los muertos, el oficial encargado de crear los caracteres construyó el ideograma para «música».
La idea subyacente en esta leyenda es que la música hace que el alma vuelva a circular a través del cuerpo, con la consecuencia de que el ideograma «música» implique además significados como «alegría» o «felicidad». Por estas razones, el carácter de «música» se incluye en el de «medicina», cuyo ideograma consta de dos caracteres: «música» y «hierba». El origen de esta asociación no es simplemente la leyenda del Emperador amarillo, sino que en la antigua china era habitual que los médicos combinasen las propiedades curativas de las plantas con el sonido de instrumentos musicales como flautas de bambú.
En resumen, en la antigua China, el principal propósito de la música era purificar el alma y la mente y curar las enfermedades. No obstante, como en todas las historias, con la «civilización» llegó el control…
En torno a los años 722-487 a. C., había un famoso médico llamado Tsu Yo que trataba a sus pacientes sacudiendo suavemente una rama de bambú con un ritmo constante mientras cantaba o tarareaba melodías. La clase dominante empezó a temer que esa música tranquilizadora «intoxicase» a la gente y terminase debilitando al ejército, por lo que se decidió dictar por ley que el único lugar donde se podía tocar música era el palacio del emperador. La paranoia del poder llegó a tal punto que Confucio creó una clasificación que dictaminaba qué tipo de música podía escuchar cada clase social.
Durante el reinado de la dinastía Chin, se quemaron todas las partituras, se ejecutó a todos los investigadores musicales y se prohibió usar la música como tratamiento médico. Aunque siglos más tarde la dinastía Tang recuperó el uso de la música como tratamiento medicinal, lo hizo solo para uso personal de la familia real, manteniendo la prohibición para el pueblo.
Más allá de leyendas y curaciones mitológicas, lo cierto es que actualmente existen numerosos estudios científicos que avalan la eficacia de la música de los cinco elementos china, y otro tipo de sonidos, como coadyuvante en cierto tipo de tratamientos. Quizá los antiguos chinos no andaban tan desencaminados cuando entendieron que la medicina pasaba por el sonido.
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