La naturaleza de la escucha de música improvisada en la dicotomía entre percepción acusmática y percepción no acusmática. [download pdf]
Héctor Rey
Esta disertación reflexionará sobre la naturaleza de la percepción de música libremente improvisada. Tomando como referencia la crítica que Andy Hamilton realiza a las tesis de Roger Scrutton en su artículo The Sound of Music publicado en Sounds and Perception: New Philosophical Essays, se preguntará si la percepción de dicha manera de hacer música es de tipo acusmático o, por el contrario, de tipo no acusmático.
El término griego akusmatikoi hace referencia al grupo de discípulos de Pitágoras que escuchaban a su maestro tras una cortina para que su presencia no perturbase la atención hacia sus lecciones. Esta noción fue recogida en el siglo XX por artistas de música concreta que manipulaban sonidos de fuentes cotidianas impidiendo el reconocimiento de su procedencia, para así ensalzar su materialidad perceptual. Es acusmática toda percepción sonora en la que no es identificable la existencia de un origen causal del sonido: Scruton defiende que la escucha musical implica una escisión de lo percibido y su causa material; contrariamente, Hamilton argumenta que la música es un arte performativo unido al comportamiento y que toda experiencia musical, incluso si carece de información visual, despierta una consciencia causal del origen del sonido y su situación espacial.
La llamada Improvisación Libre nace a mediados de los años sesenta del siglo XX en el Reino Unido de mano de pioneros como Derek Bailey o el grupo AMM. Es una música que no recurre a elementos composicionales previos ni a acotaciones estilísticas predeterminadas conscientemente, y en la que se ponen en relación, colectiva o individualmente, desarrollos técnicos en base a preferencias estéticas subjetivas. Esta ausencia de estructuras genéricas apriorísticas, si bien aparentemente enfatiza la autonomía del sonido, no disminuye el carácter procesual, ligado al uso de la herramienta, de una música cuyo sistema simbólico se va erigiendo en el momento específico de la performance. La renuncia deliberada a prefiguraciones musicales externas -más allá de las producidas por elementos contingentes como las características acústicas y los sonidos accidentales del entorno- ensalza los mecanismos procedimentales de producción sonora en tiempo real, recordándonos auditivamente que toda generación de sonido musical es producto de una manipulación instrumental emplazada en el espacio.
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