Ayer, en una de la entrevistas más enriquecedoras que he hecho, me traspasaron un consejo:
«Se puede hablar de personas, de cosas y de ideas; lo mejor es hablar siempre de ideas»
En esta misma conversación se contaron muchos chistes y nos reímos mucho, algo que se da entre los artistas, pero que rara vez se da en el arte. Los chistes serían cosquillas a la ideas o propinas (por usar un término más del arte). La risa aumenta muchas veces el sentido y diluye en otras las pretensiones.
Esta documentación en concreto, de la performance Sans titre (un inconnu, l eau et ce que je suis) de Anna Raimondo, quizás por la risas, como en una tele-comedia, quizás por el plano, me ha parecido brutal.
Algunas recordareis aquella máquina de White Noise de Yuri Suzuki, y lo que pasa cuando se sacan de su lugar estas cosas. Si la risa está tan enraizada en el pensamiento, quizás esto deba animarnos a sacar más veces los trastos a la calle.
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