Blank City (2010) es un documental de Celine Danhier del que ya publiqué el trailer hace un par de meses. Antes de verlo, no sabía muy bien qué esperar porque había leído críticas que lo tachaban de superficial y repetitivo, y la verdad es que no me ha parecido ninguna de ambas cosas. Recapitulando lo leído, creo que las quejas vienen sobre todo del mundo de la música, que al parecer no lleva bien que se hable de ciertas épocas, lugares y estilos desde puntos de vista que no sean el estrictamente musical.
Ciertamente, en el Nueva York de finales de los 70 la música tiene un papel importante, la no wave y el post-punk están en plena ebullición, pero más allá de eso hay también todo un mundo artístico y cinematográfico que merece atención. Aunque en Blank CIty se entremezclan música, arte y cine, su objetivo es hablar de cierto cine underground, y creo que en ese sentido no hay nada de lo que quejarse.
La base del documental son entrevistas con directores, actores y demás artistas que pululaban por la Gran Manzana a finales de los 70, desde cineastas de la ‘transgresión’ como Nick Zedd y Richard Kern a otros que con el tiempo han terminado convirtiéndose en estrellas del mundillo independiente, como John Waters y Jim Jarmusch.
La historia comienza cuando Nueva York era una ciudad caótica, peligrosa y sin muchas perspectivas para la juventud. Los implicados explican cómo vivían sin dinero, en pisos medio derruidos e insalubres, haciendo películas con lo poco que podían pagar o incluso robando. Nadie era profesional, nadie tenía ni idea de qué estaba haciendo, pero todos se conocían del barrio y de bares y salían adelante como buenamente, o malamente, podían. Muchas veces, la intención de sus películas era simplemente molestar, una manera de quejarse de la sociedad y el entorno en el que les había tocado vivir.
Algún tiempo después, alguna de esta gente sin grandes perspectivas, como Basquiat, se encontraron ricos y famosos prácticamente de la noche a la mañana. Ya en los 80, ciertos cambios políticos y económicos hicieron que las zonas más deprimidas de Nueva York atravesasen por un proceso de gentrificación, al mismo tiempo que surgía la cultura del famoseo y desaparecía el punk y otras subculturas de los 70. Sin olvidar obviamente, todo el mundo de las drogas y la irrupción del SIDA.
El documental sigue la pista a todos esos cambios, hablando de infinidad de películas, y de la época en sí, desde la propia perspectiva de los implicados. Creo que como documento es bastante transparente y sincero, no se pierde en efectismos y explica bien tanto el espíritu de la época como su fin, que al mismo tiempo es el comienzo de la industria del cine independiente que tomó el relevo en los años 90.
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