58 procesiones es un docuemnto de hace ya cuatro años, que ahora ha sido reactivado y traducido al español por Andalucía Soundscape, combinando su formato original en PDF, a uno consultable en web. En su día, este trabajo también produjo una exposición en Inglaterra.
Un trabajo de documentación que lleva por subtítulo escuchar a través de la Semana Santa que a mi me gustaría contextualizar hoy con esta crítica de Armando Montesinos sobre las declaraciones de nuetros amados ministros para estas vacaciones. Sólo pego aquí el final, aunque el texto comepleto es altamente recomendable. Que se lo piense, cada cual, muy mucho antes de comenzar su recogimiento…
Don Salvador, persona de enorme avidez intelectual, tan interesado en los recovecos matemáticos del cuerno de rinoceronte como en la mística –no sólo la del dinero- o en el ácido desoxirribonucleico, al parecer había prestado atención al hecho de que las guarniciones del Imperio Romano estaban sometidas a continuos cambios de destino –movilidad laboral, decimos ahora- con el fin de que las tropas no llegaran a establecer relaciones profundas con la población de las distintas plazas en las que se acuartelaban. Sus investigaciones le habían llevado al punto en el que pudo llegar a afirmar que las tropas estacionadas en Jerusalén, en los días en los que Jesús de Nazaret fue torturado y muerto en la cruz, eran las procedentes de Tarraco. De esta manera Dalí, que en lenguaje de sastres no daba puntada sin hilo, reclamaba para los catalanes su olvidado protagonismo nada menos que en la más famosa ejecución de la historia.
Sigamos ahora el consejo de Cospedal, y extraigamos vivencias positivas de la semana santa. Estamos en las afueras de Jerusalén, en el Gólgota, un viernes de hace 1979 años, asistiendo, por las buenas o por las malas, a la ejecución pública de dos ladrones y de, en lenguaje actual, un agitador anti-sistema. Ajenos al dolor de los torturados, al padecimiento de familiares, amigos y patriotas, un poco alejados de las tres cruces, sentados en el suelo o en cuclillas, endurecidos por su trabajo o enardecidos por el poder de su violencia, los legionarios al servicio del Imperio -que de ser dalinianamente tarraconenses, y de acuerdo a la actual composición del Estado español, serían compatriotas del ministro de Justicia y de la Presidenta de Castilla-La Mancha y Secretaria General del PP- se rifan, tras repartirse las otras prendas, la túnica inconsútil que han arrebatado al ajusticiado Jesús de Nazaret, un hombre del pueblo.
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