Video Instalación que incluye paisajes sonoros realizados por José Luis Carles y que ha sido realizada por la Escuela de Arquitectura de Madrid .

Fundacion Artecovi
Paseo de la Ermita del Santo, nº 5.
De 11 a 14 h y de 17 a 20:30h hasta el 1 de Junio

«Los cambios acaecidos en los últimos tiempos, las transiciones imperceptibles de lo anterior a lo actual, las mutaciones inexorables que están por venir, se experimentan por el hombre actual, al menos en dos planos significativos. Uno se corresponde con el deambular urbano necesario e intermitente. Guy Debord lo definió como DÉRIVE.

Procede, en cierto modo, de un nomadismo originado en las primitivas organizaciones sociales. Está formada por sensaciones complejas, experiencias vitales, transcursos de tiempo, ejercicios de memoria y de nostalgia, está ligada a la naturaleza percibida por todos los sentidos, a lo irracional, lo inconsciente, lo placentero y lo doloroso… El otro está generado por el desarrollo imparable de Internet y tiene en la instantaneidad y en la omnipresencia, los nuevos atributos del hombre del siglo. Es la destilación máxima de lo racional, lo lúcido, la distancia…

Se condensa en él la información exhaustiva, sin orden jerárquico predeterminado. Se caracteriza también por la comunicación codificada y fría de sistemas convencionales, de lenguajes universales basados solamente en la vista y el oído. El síntoma y diagnóstico, al mismo tiempo, de estas paradojas, es la ESQUIZOFRENIA.

Ha de ser tomada como un estado de vigilia y acción consustancial a los nuevos tiempos en cuanto representa una adaptación inteligente y sensible al nuevo paisaje hipertrofiado de tecnologías varias del Espectáculo. Se trata de transitar por lugares virtuales hechos de imágenes extraídas de las Webs: PAGES JAUNES y QDQ de Paris y de Madrid y de la visión aérea que propone el programa GOOGLE EARTH. Estamos inmersos en una cultura donde predomina lo audiovisual que está desplazando lo específico del paseo hacia recorridos virtuales que convierten la información y el placer que proporcionaba lo presencial en secuencias audiovisuales efímeras propias de un “voyeurismo” cada vez más polidimensional».