Esta mañana me he despertado leyendo sobre sonidos que provocan vómitos, una leyenda urbana que en este caso parece tener algo de realidad. La historia, publicada en Dangerous Minds, es que allá a principios de los 70, William Friedkin encargó al compositor Lalo Schifrin música para el primer tráiler de El exorcista. Schifrin compuso una música atonal que unida a las imágenes parpadeantes del tráiler (que parece más una película experimental que un tráiler) provocó que más de un espectador acabase en el lavabo vomitando. No está claro si la razón fue simplemente el tono espeluznante de la combinación sonido/imagen o, quizá, que las imágenes estroboscópicas provocaron convulsiones y/o ataques epilépticos.
El artículo es fascinante, podéis leerlo completo en Dangerous Minds: «The terrifying rejected ‘Exorcist’ soundtrack the director literally threw out a window».
La verdad es que este film te revuelve el estómago por muchos motivos y la música y las imágenes parpadeantes de este trailer no dejan otra opción.
Siguiendo con el hilo del artículo, una época trabajé como proyeccionista-acomodador y coincidí con el estreno de la película Irreversible de Gaspar Noé. Puedo asegurar que durante las semanas que duró en cartelera, las rápidas visitas al baño o las salidas de la sala de espectadores con la cara pálida fueron diarias. Dos fueron los momentos en los que sucedía normalmente: la secuencia del club en el que suena Rectum (apropiado nombre) de Thomas Bangalter https://www.youtube.com/watch?v=MitumC0mjDo y la secuencia de la paliza y violación a Alex (Monica Bellucci) con ese sonido cíclico de vehículos aislados pasando sobre nuestras cabezas.
Tanto en el film de Friedkin como en el de Noé el sonido potencia la inestabilidad y el desasosiego de lo que estamos viendo. Lo interesante en todo esto es que siempre se plantea que en el audiovisual el sonido y la música es una influencia menos consciente pero en este caso sabes qué está pasando y aún así no logras controlar o desprenderte del malestar que te está produciendo.
Gracias por el comentario, José. Hay bastantes ejemplos de este tipo de historias, pero a veces es difícil saber dónde termina la realidad y donde empieza la leyenda urbana, así que es bueno recibir comentarios de primera mano.
Precisamente estoy escribiendo un texto sobre películas que tienen efectos físicos o alucinatorios sobre el espectador. Aunque me interesa más el cine experimental porque lo utiliza de una manera mucho más radical que el cine «narrativo», se trata de un tipo de efectos que se han usado mucho en el cine y la televisión más o menos comerciales, sobre todo en géneros como el terror.
¡Deseando leerlo!
Pues aquí está el texto sobre películas que tienen efectos físicos o alucinatorios sobre el espectador, por si a alguien le interesa http://detour.es/paisajes/blanca-rego-sense-destructive-cinema.htm