Con esta frase se podría resumir el problema que genera «el otro» sobre nos»otros» a través de la escucha. Auditar, escuchar al otro, nos crea un cierto malestar, es una invasión no visible, pero no por ello menos innegable. Las mayores conquistas y derrotas comenzaron en el oído. Las guerras y las tensiones, entre vecinos, también.
Hoy aparece la noticia sobre el aumento de la tensión entre las dos Coreas con motivo del uso de altavoces con fines propagandísticos por parte de Corea del Sur hacia Corea del Norte. Evidentemente el régimen más hermético del mundo no podía dejarse invadir y menos por el sonido de su vecino. Pero, ¿qué respuesta merece el ruido de nuestro vecino? ¿una declaración de guerra? …
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