Spotify aspira a reunir toda la música del mundo en cómodo streaming, y eso incluye también los sótanos más deprimentes de la producción discográfica, esas mazmorras húmedas y frías donde conviven artistas olvidados, artistas nunca descubiertos y artistas que, en fin, ni siquiera merecen ese nombre. Aquellas añoradas cubetas de discos de saldo, repletas de álbumes que daban miedo, también deberían tener su reflejo en la plataforma, claro que sí. Y gran parte de ese material está ya ahí, esperando al excéntrico o el despistado que se interese por él. El diario británico The Guardian dedicaba el otro día un artículo a Forgotify, una aplicación que selecciona al azar canciones que nadie ha reproducido jamás en Spotify: dicen los impulsores de esta iniciativa que el 20% de los temas disponibles han corrido esa suerte y tienen aún su contador a cero. Eso equivale, puntualizan, a cuatro millones de canciones. <a href="Spotify aspira a reunir toda la música del mundo en cómodo streaming, y eso incluye también los sótanos más deprimentes de la producción discográfica, esas mazmorras húmedas y frías donde conviven artistas olvidados, artistas nunca descubiertos y artistas que, en fin, ni siquiera merecen ese nombre. Aquellas añoradas cubetas de discos de saldo, repletas de álbumes que daban miedo, también deberían tener su reflejo en la plataforma, claro que sí. Y gran parte de ese material está ya ahí, esperando al excéntrico o el despistado que se interese por él. El diario británico The Guardian dedicaba el otro día un artículo a Forgotify, una aplicación que selecciona al azar canciones que nadie ha reproducido jamás en Spotify: dicen los impulsores de esta iniciativa que el 20% de los temas disponibles han corrido esa suerte y tienen aún su contador a cero. Eso equivale, puntualizan, a cuatro millones de canciones. link
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