[Original post in English by Richard Ranft at Europeana Sounds]
En 2017, el proyecto Europeana Sounds habrá dado acceso a más de medio millón de pistas de sonido digital y a miles de elementos relacionados disponibles a través de los canales temáticos de Europeana. Uno de los principales objetivos del proyecto será ofrecer una manera sencilla de buscar y navegar a través de una colección online tan amplia.
Existen muchas maneras de visualizar un número tan alto de archivos de audio, pero ¿cómo deberían ser presentados los archivos de sonido individuales en la web? Aunque la experiencia sensorial humana es multimodal, nuestro sentido primario es la visión, y la web, como plataforma multimedia, es principalmente visual. Tanto si interactuamos con la web a través de pantallas táctiles, como de dispositivos portátiles emergentes como las Google Glass, o de pantallas de ordenador tradicionales combinadas con un teclado y un escritorio, la mayoría de información derivada es visual. Da igual que sea en forma de textos, imágenes o vídeos, la percibimos a través de nuestros ojos.
Así que, ¿cuál es la mejor manera de mostrar, estudiar y apreciar los sonidos individuales? Se trata de un problema que en el medio impreso se está tratando desde hace siglos, desde mucho antes de que se inventase la tecnología para grabar sonido. El jesuita y erudito Athanasius Kircher exploró el mundo de la música y los sonidos impresos en su Musurgia Universalis de dos volúmenes, publicado en Roma en 1650. Utilizó notación musical para ilustrar los sonidos, incluso al intentar describir los sonidos de las aves.
La invención de la tecnología para grabar sonido en 1877 de la mano de Edison permitió estudiar y analizar los sonidos de manera más práctica, reproduciéndolos a nuestra conveniencia. No obstante, aunque una grabación sonora se pudiese reproducir, representarla con exactitud en un medio impreso era imposible, especialmente si era algo no musical, como la voz humana o los ruidos de los animales.
Otro invento americano, el espectrógrafo de sonido, fue desarrollado en los años 30 en los laboratorios telefónicos Bell para mostrar los cambios en el espectro de frecuencias a lo largo del tiempo. En los años 40, era un dispositivo que se usaba para experimentos ingeniosos, por ejemplo, como ayuda de elocución para personas con discapacidad auditiva: las palabras pronunciadas por un profesor se mostraban como espectrogramas en una pantalla de fósforo y los alumnos intentaban encajar los patrones visuales con su propia voz conectada a la máquina. En los años 60, los biólogos se dieron cuenta de que el espectrógrafo era ideal para comparar y revelar las complejidades de los cantos de los pájaros. A día de hoy, las publicaciones científicas usan espectrogramas extensamente para comparar y representar visualmente señales bioacústicas.
Esto es un espectrograma sonoro del canto del guardabosques gritón, un pájaro de la jungla del Amazonas que se puede escuchar en el archivo de sonido inferior. El eje vertical es la frecuencia (relacionada con el tono) y el horizontal el tiempo. Intenta «leer» el gráfico de izquierda a derecha mientras escuchas el sonido.
Usando procesamientos digitales, se puede realizar el proceso inverso: convertir imágenes a sonidos. Incluso es posible usar imágenes que no tienen origen sonoro para crear texturas sonoras «imposibles» que ningún instrumento musical podría generar. El ejemplo inferior es un gráfico de una pista sonora creada por el músico canadiense Venetian Snares, para su disco Songs about my Cats, usando una cámara y software. Cuando el tema final, Look, se procesa con un sonógrafo, aparece una imagen oculta en la señal de audio.
Look se generó con CoagulaLight, descrito como un órgano de notas de color, un programa que permite convertir cualquier imagen de mapa de bits en sonidos. Recodificando la información digital de imágenes estáticas en frecuencias de sonido que varían a lo largo del tiempo surgen sonidos ajenos a este mundo, como esta pista generada a partir del logotipo de Europeana Sounds.
La interrelación entre el sonido y la vista va mucho más allá, al menos para la gente con sinestesia. Hay una forma de sinestesia llamada cromestesia en la que diferentes sonidos evocan diferentes colores, un fenómeno que sufría el compositor francés Olivier Messiaen (1908-1992) y el artista contemporáneo inglés David Hockney, quien «oía colores» al escuchar notas o cuerdas concretas. Todavía más remarcable es el artista británico Neil Harbisson, apodado el primer cyborg oficialmente reconocido del mundo, quien es completamente daltónico y «oye» cientos de colores distintos usando un sensor implantado quirúrjicamente en su cráneo que transforma el espectro cromático en tonos.
¿Cuál es la conexión de todo esto con cómo podrían representarse los sonidos en Europeana? Mientras que algunos oyentes prefieren escuchar atentamente sin visuales, quizás cerrando los ojos para concentrarse en la escucha, los usuarios de Internet suelen esperar ver algo mientras están escuchando. Una opción es mostrar objetos visuales relacionados, como fotos, vídeos, transcripciones o partituras del sonido que se está reproduciendo. No obstante, eso no está siempre disponible para todos los sonidos. En la era digital, la experiencia de ver sonidos es familiar para casi todos nosotros porque habitualmente los softwares de edición y reproducción de audio usan formas de onda (visualizaciones de la amplitud en relación al tiempo) casi como una «lingua franca» de representación sonora.
Algunos ejemplos de formas de onda son los gráficos estilizados de los archivos de SoundCloud mostrados más arriba, o las formas de onda simplificadas que usa la British Library en su página web de sonidos, mientras que nuestros colegas del CNRS usan el sistema Telemeta, que permite a los usuarios seleccionar entre muchos tipos de visualizaciones espectrales y de forma de onda para cada sonido. Esto ayuda a los oyentes a juzgar la duración de la grabación, a navegar a la parte que les interese y a revelar detalles sobre los sonidos.
Otro tipo de visualizaciones son las usadas comúnmente en los reproductores de sonido (lo que vemos abajo es una versión más elaborada), que aunque son visualmente llamativas no suelen añadir información sobre el audio. De hecho, muchos oyentes creen que distraen demasiado de la experiencia de la escucha.
Texto de Richard Ranft, encargado del departamento de sonido y visión de la The British Library.
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