Original en alemán publicado el 28 de febrero de 2014 en Frankfurter Allgemeine Zeitung. Esta es una traducción hecha por mí al español a partir de una traducción al inglés de Florian Cramer.
Si no sois nerds, hackers o criptógrafos y tenéis mejores cosas que hacer que estar continuamente preocupados por los inconvenientes de la digitalización, aquí tenéis diez reglas sencillas para evitar la vigilancia y la explotación:
1
Si tenéis teléfono móvil, tiradlo. Antes de existir esos aparatos, teníamos vida, y la raza humana seguirá existiendo después de que hayan desaparecido. Deberíamos huir de la adoración supersticiosa que les otorgamos. Esos dispositivos no son inteligentes, y tampoco lo son sus usuarios, los únicos inteligentes son quienes nos los venden para acumular riqueza y controlar a la gente de a pie.
2
Si alguien te ofrece algo gratis, sospecha. Deberíamos rechazar todo lo que parezca una ganga, un regalo o gratis. Siempre es mentira. Somos tontos y pagamos con nuestra privacidad, nuestros datos y a veces incluso con nuestro dinero.
3
La banca online es una bendición, pero solo para los servicios secretos y los criminales.
4
Los gobiernos y las empresas quieren suprimir el dinero en efectivo. Les gustaría deshacerse de la moneda de curso legal que puede usar todo el mundo. Las monedas y los billetes son molestos para los bancos, los comerciantes, las fuerzas de seguridad y las autoridades fiscales. Las tarjetas de plástico son más baratas, y además nuestros perros guardianes las prefieren porque les permiten rastrear todas las transacciones. Deberíamos evitar las tarjetas de crédito, de débito y de cliente. Esas compañeras omnipresentes son inconvenientes y peligrosas.
5
La locura de interconectar todos los objetos cotidianos, desde el cepillo de dientes al televisor, desde el coche a la nevera, a través de Internet debería estar sujeta a un boicot absoluto. Quienes fabrican esas cosas no piensan jamás en la privacidad. Solo tienen un punto vulnerable, su cuenta bancaria, y solo reaccionarán ante una bancarrota.
6
Con los políticos sucede lo mismo, ignoran cualquier objeción a sus acciones y omisiones. Están sometidos a los mercados financieros y no se atreven a enfrentarse a las actividades de los servicios secretos. Solo les interesa ser reelegidos. Mientras exista el derecho a votar, deberíamos negarnos a votar a cualquiera que tolere la expropiación digital en lugar de enfrentarse a ella.
7
El correo electrónico es cómodo, rápido y gratuito, así que ¡cuidado! Si tienes un mensaje confidencial, o si no quieres ser vigilado, coge una postal y un lápiz. A las máquinas les cuesta leer cualquier cosa escrita a mano, y nadie sospecha de una información escrita en una postal de 50 céntimos. No hace falta usar objetos que se autodestruyan, como en las antiguas novelas de espías.
8
Evita comprar artículos y servicios a través de Internet. Tiendas como Amazon, Ebay y demás almacenan los datos de todos sus clientes y los molestan con spam publicitario. Es aconsejable comprar de forma anónima, las únicas excepciones son páginas web personales que conozcamos bien.
9
Las grandes corporaciones online son como las cadenas de televisión, se financian principalmente gracias a la publicidad. Roban el tiempo y la atención de sus clientes. Alguien que te está gritando y molestando continuamente merece un castigo. Es recomendable mantenerse alejado de todo lo que se comercialice de esa manera, y apagar, de una vez por todas, las cadenas de televisión que nos aterrorizan con anuncios. No es solo una cuestión higiénica, como ya sabemos, las grandes corporaciones americanas colaboran con los servicios secretos para espiar y controlar todas las actividades humanas posibles.
10
Las redes sociales como Facebook se llaman «sociales» a pesar de que tratan a sus clientes de un modo profundamente antisocial. Quien quiera tener amigos como esos es un caso perdido. Si tienes la mala suerte de formar parte de una red de ese tipo, deberías abandonarla lo antes posible. Esto no es fácil, un pulpo no deja escapar nunca a su presa.
Gracias por la traducción!
El decálogo es muy interesante (pulpo incluido)
mkl
Este conjunto de reglas esenciales es pertinente y acertado (en realidad, no son más que obviedades para cualquiera que viva con los pies en la tierra), pero debería completarse con los efectos adversos que implica evitar la vigilancia y la explotación.
En mi caso, y seguro que no es el único, no tuve teléfono durante años y era habitual tener que dar explicaciones de porqué no tenía teléfono. Por cada 24 horas que tiene el día, 12 las pasaba escuchando preguntas como: «¿Por qué no tienes teléfono?»
Las otras 12 horas las malgastaba respondiendo, hasta que descubrí que un salivazo a la cara como respuesta era más rápido y eficaz.
Pero la guerra en el Congo consiguió tal nivel de sobreproducción de minerales que los teléfonos terminaron por acumularse por el piso como las latas de refresco. Acabé teniendo «viejos» teléfonos regalados, decenas de ellos, pensé en coleccionarlos. Y por el módico precio de diez euros por número de prepago (anónimo), estar localizable fue una realidad en mi vida durante unos cinco años. Pero en 2009 llegó el ministro del interior y su exigencia de identificarse (ley del Gran Hermano) para hacerme recobrar la cordura. Dejé morir el último número y de nuevo tuve que escuchar continuas preguntas sobre el motivo para carecer de teléfono… ¡insoportable!
Redes sociales???
Pues nunca abrí un perfil en la red de In-Q-Tel… eeeeh, perdón, quise decir la red de Mark Zuckerberg.
Pero, por contra, he tenido que sobrellevar algunos mamoneos absurdos con amistades que me exigían abrir un perfil para que estuviese al tanto de su vida personal.
Alguien, creyendo haber alcanzado el colmo de la perspicacia, podría sugerir que a amigos como esos más vale dejarlos de lado. Pues así lo hice… y me quedé sin amigos. ja!!
Pero ésto sólo son anécdotas personales y no quiero aburrir a nadie. Simplemente recuerden a aquel grupo de jóvenes franceses que sabotearon las vías de tren y, aunque no produjeron víctima alguna, fueron acusados de terrorismo por la justicia de su país. Entre las pruebas acusatorias que aportó la fiscal, incluyó el hecho de que se habían ido a vivir a una pequeña población rural y carecían de teléfonos. Éso era, según ella, claro indicio de su intención de permanecer ilocalizables.
Así que mucho cuidado si se está pensando en abandonar el teléfono.
Aunque sospecho que no hay peligro: la mayoría de la gente es lo bastante inmadura como para no cometer tal atrevimiento.
Lo que ya sería de verdadero mérito en el Frankfurter (y en mediateletipos también) es un artículo vinculando «redes sociales» y los golpes suaves mediáticos.
Ahí sí que se desmayaría alguno y alguna.
Pero, visto lo visto, no es descartable.