En el tiempo, por el tiempo, a través del tiempo. Muchos de los participantes de la sección de conferencias de Sonic Acts, traían sus particulares clasificaciones de los modos de tiempo, desde las categorías griegas antiguas, a las de física del s.XX o las barrocas, cada uno intentaba establecer una ordenación dialéctica del tema a tatar (el tiempo, claro está) para referirse al sonido o el audiovisual. Pocas veces coincidían en estas clasificaciones, pero salvo algun movimiento retrospectivo que parece mejor no recordar, las charlas más interesantes se centraron en este tiempo eterno, por el que uno se mueve muchas veces sin llegar a ningún sitio.
La charla de George Dyson que sirvió como apertura del festival se centraba en las relaciones históricas entre la bomba atómica y el ordenador. Desde la experiencia personal que le da ser hijo de Freeman Dyson, uno de los científicos que trabajó en alguna ocasión en el ejército de estados Unidos en relación a la Radiación.
El personaje más tratado fue John von Neuman, hungaro que participo en el proyecto Manhattan que llevaría a la primera explosión en Alamogordo. Este tema de las relaciones de lo sucedido en el proyecto Manhattan, la era atómica y la cuarta dimension lo explica muy bien Alan Moore en el cuarto y noveno capítulo de Watchmen. Los avances de Nueman en Lógica cambiaron la concepción del tiempo en todos los sentidos.
Junto con una presentación humanizadora, a veces hasta el exceso, de los cradores de la infromática moderna, se planteba un momento fundacional en el que la teoría matemática buscaba desembocar en la creación de aparatos físicos. Las consecuencias “explosivas”, continuaba Dyson, son dificiles de comparar.
A mi esto me recordó a Time Bandits de Terry Guilliam en la que una serie de ayudantes del Demiurgo roban el mapa de la creación del Universo y viajan de una época a otra robando los tesoros del mundo. De manera paralela a nuestro universo, en el tiempo legendario, habita un ser maligno, mitad máquina, que induce a los hombres al uso de la electrónica y la informática. Curiosamente, Dyson expuso una escala temporal, a la manera de las escalas cartográficas, para comentar nuestra escasa vision sobre el tiempo real, algo que también expone el Dr Manhattan el el capitulo noveno de Watchmen, hablando sobre el tiempo geológico y estelar. Neunan, de algún modo, permitío ver de un golpe lo que que los griegos diferenciaban en distintos modos de tiempo, Kronos, Kairos y Aion.
Siegfried Zielinski venía a coordinar una mesa titulada Variantólogy que no cumplió las espectativas. Su intervención, eso sí, no defraudo. En ella se establecía una relación con la máquina y el sonido a partir de los artificios musicales y los autómatas. De algún modo se daba a entender que las matemáticas siempre habían sido máquinas en distintos estados de complejidad, y que los ordenadores eran poco más que la respuesta al estado de la física y las matemáticas en el s.XX. Que no existe tal cosa como una revolución digital, sino un evolución, y que los nuevos medios son siempre nuevos dependiendo de quien los consuma. Un buen ejemplo para contextualizar esta impresión, más mia que de Zielinsky, es el libro New Media 1740-1915 publicado en 2004 por MIT.
Sea por esto o por otra cosa, Zielinski exigió un retroproyector de transmparencias para dar su charla, donde dibujo y sobreescribió en imágenes buscando distintos patrones entre la tecnología de cada época y su manera de pensar el tiempo. Desde los relojes de agua chinos, los grabados de Johannes Comenius hasta por supuesto los autómatas.
En el momento en el que el tiempo se mecaniza en la forma del infinito, el ocho tumbado para entendernos, esta forma matemática se convierte también infinita, y nace la música mecánica.
Debemos mirar estas dos imágenes para comprender bien la explicación de Zielinski. Ese vértice donde se une pasado y futuro en la foto de su presentación,es el presente, es la música. Un vértice frotado por el flujo temporal de las dos formas circulares del pasado y el futuro. Si miramos el grabado de Misurgia Universalis de Athanasius Kircher, veremos esas formas circulares, por una parte el cilindro donde estan las muescas que harán sonar la música o la rueda movida por el agua. Si mirasemos en órgano hidráulico de Robert Fludd, veríamos además un flujo de agua corriendo desde el cielo, en referencia a otros ciclos cósmicos. Estos giros generan la música eterna, representada como tal por los tres herreros míticos de Pitágoras en la parte superiro izquierda. De algún modo, las matemáticas y su sonido permiten unir en la percepción el Kronos (tiempo humano) y el Aion (tiempo eterno) a través de artificios.
Esta mecánica sonora del tiempo da otro salto, que Zielinski represento con un autómata español de 1560, ejemplo perfecto de «tiempo para ser mirado y escuchado». Este autómata antropomórfico, desmontado, delataba mecanismos circulares con diámetros tales que hacían coincidir el movimineto de las extremidades con la frecuencia sonora que este emitía. El ingenio, matemáticamente hablando, bailaba, de ahí que se pudiese escuchar y ver el movimiento. Eran matemáticas hachas objeto, como los ordenadores y la bomba atómica.
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