Michael Sailstorfer, que a menudo utiliza referencias literarias en su trabajo, menciona el caso de Oskar Matzerath, el protagonista de la novela de Günter Grass El tambor de hojalata (1959), aquel niño que dejó de crecer a los tres años por decisión propia y que era capaz de romper cristales con el timbre de su voz. También hace mención a la interesante Window Blowout (1976) del artista estadounidense Gordon Matta-Clark, una compleja acción artística que consistió en tirotear los cristales de las ventanas de un edificio de Nueva York.
Sonar (2010) es una pieza muy experimental que parte del desafío de conseguir que una señal acústica se convierta en una escultura, o lo que es lo mismo, hacer visible una señal acústica. A tal efecto, Sailstorfer ha construido una habitación de madera con una sola ventana cuyo cristal ha sometido, mediante potentes altavoces y un generador de sonido colocados en el interior de la estancia, a la frecuencia, los decibelios y la presión necesaria para llegar a destruirlo. La película del experimento, del proceso y la ruptura final del cristal se muestra dentro de la habitación y es visible a través de la única ventana cuyo cristal ha sido reemplazado.
Completa la exposición de l’Espai 13 la pieza Micrófono en boca (2006) en la que el cráneo humano deviene caja de resonancia de la misma manera que una guitarra eléctrica se retroalimenta junto a un amplificador.
Esta exposición es accesible para discapacitados auditivos.
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