Los calamares, las serpientes y los escarabajos no oyen, y menos aún pueden percibir la música. Lo primero es propio sobre todo de los vertebrados; lo último, casi exclusivo de los seres humanos. En según qué condiciones, los monos pueden llegar a sentir un ligero placer ante una interpretación musical, pero como la mayoría de vertebrados no poseen una idea de la música, ya que simple y llanamente no son capaces de procesar la gama de sonidos que esta encierra.
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