El pasado jueves daba comienzo en Barcelona el Xperimenta’09, la segunda edición de este encuentro bienal dedicado al cine experimental. A pesar de ser un festival joven y concentrado en pocos días (finaliza el domingo) su programa es muy amplio e interesante, abarcando desde proyecciones de piezas difíciles o imposibles de ver por otros medios hasta mesas redondas en torno a temas variados: historia, distribución, creación, activismo, etc.
El programa de este año incluye a cineastas reconocidos en todo el mundo, destacando personalidades como Craig Baldwin, Peter Tscherkassky o Abigail Child, pero también a creadores menos famosos o prácticamente desconocidos dentro de nuestras fronteras, así como a investigadores, comisarios y todo tipo de expertos en el tema.
La charla de inauguración corrió a cargo de Yann Beauvais, un cineasta, comisario y crítico francés que dio un discurso quizás demasiado denso que resultaría interesante leer con calma, pero que en directo resultó un tanto pesado debido a que se limitó a leer en un tono bastante monótono.
La primera mesa redonda tuvo lugar el mismo jueves tras la charla inaugural. La verdad es que el título no auguraba nada bueno: ‘Mujeres y cine experimental’. Personalmente (aclaro que soy una ‘mujer’, aunque odie atribuirme esa etiqueta por todas las consideraciones sociales y culturales que implica), me despierta bastante rechazo cualquier tipo de retórica feminista, y mis sospechas no era infundadas. La mesa acogía a tres mujeres de estilos y generaciones muy diferentes: Gunvor Nelson, Abigail Child y Laida Lertxundi. La moderadora se inclinó por tratar las cuestiones más tópicas que suelen surgir en este tipo de debates, a pesar de confesar ciertas dudas sobre la tarea que se le había encomendado. Afortunadamente, hubo más de un asistente que expresó su disconformidad, sacando a colación temas como que a un artista de sexo masculino jamás se le harían cierto tipo de preguntas, pero también subrayando que este tipo de debates tienen muy poco sentido y a muchas (y muchos) nos resultan incómodos e incluso retrógrados. Las tres artistas en la mesa parecían tener opiniones muy diferentes frente al tema, Nelson bastante incómoda, Child entre dos aguas —en ciertos sentidos contraria pero con un discurso ligeramente feminista—, mientras que Lertxundi, la más joven de las tres, se mostraba bastante favorable a este tipo de actividades genéricas.
Tras una primera jornada un tanto incierta, el viernes se abrió con un encuentro mucho más emocionante con la presencia de Craig Baldwin y Peter Tscherkassky. Aunque ambos se basan en el uso de ‘found footage’ (metraje encontrado), sus piezas son radicalmente diferentes. Baldwin actúa desde un punto de vista más político, mientras a Tscherkassky le interesa más la propia materia fílmica. Fue una charla amena, aunque dio un giro un poco extraño cuando empezaron a proyectar una serie de obras de artistas menos conocidos presentes en la sala y a comentarles sus impresiones. La idea era hacer una especie de ‘open class’, pero la verdad es que desde fuera te daba la impresión de estar viendo a unos alumnos de primero de carrera pasando por un examen crítico. Presentar piezas poco conocidas y tener un espacio abierto a comentarios es loable, desde luego, pero la forma en la que se desarrolló a mí me resultó un tanto extraña.
Por la tarde pudimos ver proyectada en cine una de las películas de Tscherkassky, siempre un placer. Para quienes no lo conozcáis, explicaré que trabaja directamente en el laboratorio, imprimiendo a mano con un puntero láser partes de películas ‘encontradas’ en otro negativo, fotograma a fotograma, creando un resultado bastante crudo e intenso, tanto a nivel de imagen como de sonido. Se trata de un tipo de cine bastante matérico que busca afectar al espectador de una manera física.
La tarde de ayer acabó con otra mesa redonda centrada en el proceso creativo, con Claudio Caldini, Tscherkassky y Lisl Ponger, donde se habló, entre otras cosas, de las relaciones entre imagen y sonido, un tema que a mí personalmente me interesa mucho. En este aspecto, resaltaría nuevamente el trabajo de Tscherkassky, que suele trabajar con el sonido de la misma manera que con la imagen, es decir, imprimiendo partes del sonido de la película original en una nueva. Esto es posible gracias a que antiguamente las películas usaban sonido óptico, un tipo de sonido en el que la banda sonora va impresa directamente en la película. Esto implica que es posible ‘reconvertir’ la imagen en sonido y viceversa, es decir, podemos ver la onda sonora en la pantalla o escuchar fragmentos de la imagen.
Esta mañana hemos asistido a otra mesa redonda repleta de energía, centrada en la historia del cine experimental. Se ha discutido acaloradamente sobre varios temas, en especial el hecho de que parezca que para la mayoría de investigadores e historiadores el cine experimental se acaba en los años 70, ignorando completamente la historia posterior. Por otra parte, salió a colación el tema de que muchas veces se ignora absolutamente cualquier tipo de historia que no sea la estadounidense. Finalmente, los organizadores del festival hablaron un poco sobre la historia del experimental español, subrayando que tenían entre manos un proyecto que constaba de una serie de programas de proyección, un dvd y un libro. Desgraciadamente, el libro no va a publicarse porque les han recortado el presupuesto.
En lo que se refiere al experimental español, hicieron un retrato bastante pesimista, explicando las penalidades a las que se están enfrentando para lograr llevar a cabo su proyecto. Por un lado, muchas películas han sido destruidas o han desaparecido y otras están en tan mal estado que sería imposible proyectarlas. A estos problemas de índole puramente práctica hay que añadir los elevados derechos de autor que exigen ciertas distribuidoras, artistas o galerías de arte. No obstante, el problema más grave y surrealista es que muchos creadores se niegan a que sus películas sean proyectadas o incluidas en un DVD por temas puramente mercantiles. Cuanto más única sea la obra y menos gente la haya visto, más dinero se puede exigir por ella dentro del mercado. Antoni Pinent, uno de los organizadores del festival, se refería a este tema diciendo que hay ‘cineastas’ que quieren que su obra la vea la mayor gente posible, y hay ‘artistas’, que quieren que su obra se venda lo más cara posible.
Si estáis en Barcelona, todavía quedan algunas proyecciones y charlas esta tarde y mañana, además de una actuación cinematográfica en directo de Bruce McClure que tendrá lugar esta noche.
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