Wolfgang Voigt es un personaje que no se prodiga mucho en directo, así que el concierto de apertura de este año del club transmediale provocaba cierta expectación.
Voigt es conocido como músico electrónico, pero también como fundador de Kompakt. Su proyecto GAS viene ya de 1996, año en el que empezó a publicar esta serie de discos de corte bastante ambiental.
En esta ocasión, el concierto se anunciaba como una experiencia audiovisual creada en colaboración con la vídeo-artista Petra Hollenbach, basada en fotografías del propio Voigt. El lugar elegido era el Volksbühne, un teatro construido entre 1913-14 con el objetivo de promocionar el realismo socialista ofreciendo espectáculos a un precio asequible para todos los trabajadores. Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió muchos daños y fue reconstruido durante los años 50. A partir de 1992 se centró más bien en piezas experimentales y conciertos, línea que conserva hasta el momento.
El auditorio estaba lleno, pero al tratarse de una inauguración parecía haber alguna gente que se encontraba más por compromiso que por interés, ya que más de uno abandonó la sala tras empezar el concierto.
Tras una pequeña presentación por parte de los organizadores, subió el telón para presentarnos a Voigt. Como decía, el sonido de GAS se inclina bastante hacia el ambient, pero hacia un ambient de tintes oscuros con un cierto aura de misterio próxima a la concepción de la naturaleza que tenían los románticos, especialmente los alemanes. El sonido se integraba perfectamente con unas imágenes orgánicas bastante oscuras, a ratos podían reconocerse siluetas de ramas y árboles, a ratos se inclinaba hacia formas abstractas, con una profundidad que durante parte del concierto se vio apoyada por una segunda pantalla semitransparente en la parte frontal del escenario que ayudaba a crear una sensación más tridimensional. En todo momento con un ritmo visual bastante pausado.
Cuando se acercaba el final, hubo un crescendo musical más rítmico e intenso acompañado por imágenes casi estroboscópicas, con colores y parpadeos rápidos que acabaron dando paso al título: GAS. Fue el momento más emocionante, y tras una hora y media larga de concierto la verdad es que al ver aparecer un ‘título de crédito’ tuve casi la sensación de haber estado viendo una película narrativa. Hace unos meses, un amigo me comentaba que los discos de GAS se inspiraban en ciertas experiencias con drogas psicodélicas en el bosque. La historia me hizo cierta gracia, pero no le di mayor importancia, quizás porque desconozco si es cierta. De todas formas, después de ver/escuchar el espectáculo de anoche, la verdad es que la descripción más aproximada que puedo dar sobre la ‘historia que contaba’ es precisamente la de lo visto, escuchado y sentido durante un paseo nocturno por un bosque frondoso y lejano después de haber ingerido setas.
Me temo que en este caso no hay ningún vídeo de muestra porque la persona que tenía detrás se quejó inmediatamente cuando saqué la cámara. No cabía la posibilidad de cambiarse de sitio, y entiendo que una pantalla luminosa justo delante puede distraer y resultar algo molesta, y una es muy educada, pero el caso es que el hombre en cuestión se pasó medio concierto charlando. En fin… He de decir también que el entorno y los visuales eran tan oscuros que en los 10 segundos que llegué a capturar no se ve mucho, pero había más gente grabando, así que quizás en algún momento aparezca algún vídeo colgado por ahí.
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