Literal (El Pais):
En Cuatro Álamos, uno de los centros donde permaneció detenida en 1975, leyó el nombre de Michelle Bachelet. Las presas de Pinochet dejaban huellas. Sus sucesoras las memorizaban, por eso Marcia Scantlebury recuerda a la actual presidenta. Las técnicas de resistencia de las detenidas fueron refinadas, a la altura del sadismo de sus captores. Parece una gracieta pero no lo es: las bombardeaban con Julio Iglesias y Nino Bravo para acallar los gritos del suplicio. Ellas contraatacaban: Palabras para Julia se convirtió en su himno. Se autoprohibieron la comunicación verbal con sus carceleros -delegaban el contacto en tres representantes-, colectivizaron la comida y los cigarrillos y socializaron el dolor. «El momento más completo de mi vida lo pasé ahí. Y el peor también. Tú eres una y eres otra después de la tortura».
Via Isaac Cordal
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