Desde hoy mismo, con motivo del Festival Internacional de Cine de Gijón, se puede ver la exposición Remakes. Video sobre cine, centrada en ese magnífico arte de la copia tergiversada [o no].
Es un proyecto que nos acerca tanto al panorama del cine como del videoarte más actual, así como a las estrategias de trabajo de autores actuales, que, cada vez más, realizan incursiones en otros campos de la Historia, mucho más tratándose de un medio tan versátil como la videocreación. Los videoartistas, cuando se adentran en el remakes lo hacen desde muy diversas perspectivas; desde el 24 horas psico de Douglas Gordon, que es exactamente la misma película de Hitchcock ralentizada hasta hacerla durar veinticuatro horas, hasta Schizo de Christoph Draeger, de la misma película, pero donde él superpone las imágenes y el sonido de dos versiones diferentes, la de Hitchcock y la de Gus Van Sant.
No puedo evitar hacer un comentario personal al hilo del nombre de Gus Vant Sant y Psicosis. Siento un cariño especial por este director desde que lo descubrí allá en mi adolescencia, precisamente con un ‘remake’ de Enrique IV de William Shakespeare llamado My Own Private Idaho. Aunque su versión de Psicosis no salió precisamente bien parada por la crítica cinematográfica, es la gran obra maestra del remake. Además de seguir el guión técnico (que no el literario), las escenas se rodaron en el mismo orden y en el mismo estudio. Un experimento de arte conceptual, de pop art, que no se había realizado jamás y que seguramente no se repetirá nunca.
De todas formas, esto no es lo único interesante que ofrece el Festival Internacional de Cine de Gijón de este año. Personalmente destacaría el ciclo dedicado a Peter Tscherkassky, un cineasta experimental que precisamente trabaja en las proximidades del remake, ya que parte de su obra se centra en la manipulación de negativos.
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