«[…] Creo que la mayoría de la gente conoce bien el axioma de la física que sentencia que no importa cómo observes un fenómeno, tu observación lo cambia según el método que uses. Vivimos aquí en el mundo, no flotando en algún sueño académico sobre él, y no creo que ninguna aproximación a la grabación de sonidos sea «no-intervencionista». Yo también hago trabajo de grabaciones de «preparar y esconderse», pero por el simple hecho de escoger la dirección en la que oriento el micro y el momento en el que lo enciendo, yo entiendo que ya estoy tomando una decisión compositiva. Cazar sonidos puede ser muy frustante dado que estamos buscando algo específico en medio de un caos sonoro. Un ejemplo. Pasé un verano en Brasil, con la intención de recoger «sonidos naturales», pero cualquier lugar al que un persona pueda viajar en Brasil está lleno de ruidos humanos: motores de Diesel, aviones, stereos de coches, pollos, perros, niños… Fue realmente frustante, y sólo después me di cuenta de que era mi mente discriminatoria la que producía esta frustración -mis propios juicios de valor sobre lo que era un sonido “bueno” o “malo”, y mi ansia por separarlos. Empecé a pensar en algunas salidas de esta situación y me surgió la idea de crear un grabador portátil algorítmico. Trabajaré sobre esto en el STEIM en Amsterdam esta primavera. Se llama PANdev, y se basa en un ordenador de mano que esencialmente tomará las decisiones de cuando grabar. Lo único que los usuarios necesitan hacer es sólo caminar. Pero volviendo a cuando hago mis grabaciones, pues si, soy muy activo y muy específico sobre lo que decido grabar. Mis técnicas con el micro son una extensión de mis técnicas de improvisación, y confío en poder extraer pequeñas, inapreciables resonancias de las localizaciones y de los objetos […]».
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