Traducción de este texto de Hildegard Westerkamp
[…] En un nivel más activista/político se podría quizás decir que la composición de paisajes sonoros puede y debería crear un lugar de fuerte oposición basada en la escucha consciente frente a los, ampliamente extendidos, medios comerciales y a las corporaciones dedicadas a la música que intentan usar el medio esquizofónico estratégicamente para transportar a los consumidores potenciales a un estado de inconsciencia aural y comportamiento inconsciente y finalmente al acto de consumir. Más que para adormecernos en un falso confort, se puede usar el medio esquizofónico para despertar nuestra curiosidad y producir el deseo de un conocimiento más profundo informándonos sobre lugares y culturas propias y ajenas. Es un foro para que nosotros como compositores nos podamos dirigir a las “voces” problemáticas del paisaje sonoro, para aumentar nuestra relación con las fuerzas positivas que nos rodean o para comentar cualquier otro aspecto de la sociedad. Más que desorientarnos, este trabajo crea potencialmente un claro sentido de lugar y pertenencia tanto para el compositor como para el oyente […]
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