Spam, the Economy of Desire
Alessandro Ludovico (IT)
www.neural.it
Como uno de los fenómenos inevitables de la comunicación de nuestro tiempo, el correo basura es una parte considerable del espectro informativo de hoy. El spam resulta extremadamente efectivo para billones de personas cuya puerta de comunicación personal (fácilmente reconocible e intercambiable) consta de unas cuantas letras o números, un símbolo de arroba y algunos puntos. Con finalidades variadas, desde los fascinantes anuncios de productos milagrosos hasta el llamado “phishing”, una práctica consistente en obtener información personal mediante trucos varios, el emprendedor del spam sabe perfectamente cómo estimular verbalmente a su víctima potencial. Así que en realidad, este fenómeno no tiene tanto que ver con el abuso de protocolos como el SMTP o el POP3, si no más bien con un proceso de reinvención permanente del lenguaje del engaño. Seguramente nunca habrá un vencedor claro en la interminable guerra literaria entre programas informáticos destinados a filtrar el correo basura y los propios spammers, ya que siempre aparecerán nuevos trucos, nuevas combinaciones de código y signos para engañar a los filtros y esquivar la protección/censura verbal. Ante esta avalancha visual, unas cuantas palabras clave estratégicamente seleccionadas pueden marcar la diferencia. Esta es la “economía de la atención”, desarrollada en un entorno público casi completamente mediado. Si optara por un enfoque más “personal”, el spammer podría usar palabras o tonos que normalmente se consideran inapropiados en público, así que fácilmente puede ser grosero, demasiado explícito o confidencial. Todo transcurre mediante dos ventanas en las respectivas pantallas. El spam es como el acceso abierto, solo que sometido a ingeniería inversa, listo para ser probado en la siguiente generación del marketing. Si Erich Fromm estaba en lo cierto, una de las necesidades básicas del ser humano es la de sentir nuevas emociones y el spam está lleno de ellas (aunque sean falsas). Así que ante sus promesas de esperanza, deseo y felicidad virtual, el spam podría convertirse en un excelente modelo para los medios de comunicación de masas del porvenir. Y si la publicidad invasiva va a convertirse poco a poco en la norma imperante, puede que acabemos adaptándonos a ello a través de nuestras capacidades lingüísticas, ya sea para evitarla (a cualquier nivel), o incluso para aceptarla, hoy o en el futuro, cuando esta publicidad sea mucho más sutil y sofisticada.
“Spam” es una selección comisariada por Alessandro Ludovico que indaga en cómo artistas digitales han demostrado ser más listos que los spammers. Sacando el spam fuera de la pantalla o reaccionando frente él con estrategias estéticas de toda clase, estos artistas pueden ser considerados los valientes y definitivos héroes del email.
Jonathan Land, «The Spam Letters»
http://thespamletters.com
Richard Airlie, Ian Morrison, «Spamradio»
www.spamradio.com
Alex Dragulescu, «Spam Architecture»
http://www.sq.ro/spamarchitecture.php
Bill Shackelford, «Spamtrap»
http://billshackelford.com/home/portfolio_spamtra_826
Markus Boeniger, «Spam Shirt»
www.spamshirt.com
Luca Bertini, «800-178968, a Toll Free Number»
http://ilnumeroverde.net/about/cornice3_eng.html
Dean Cameron, Victor Isaac, «Urgent & Confidential»
www.spamscamscam.com
Nick Philip, “Nowhere.com”
http://nphilip.best.vwh.net/instal.htm
“Today’s Spam”
http://spamtoday.blogspot.com/
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