Rafael SMP nos envía este vídeo de Now this News en el que puede verse el uso de un altavoz con voces de niños separados de sus progenitores como medida de Donald Trump. El uso de la infancia, como de costumbre, ha afectado lo suficiente a la opinión pública como para que Trump diera un paso atrás en su medida. Por alguna razón, la inocencia que se le atribuye a la infancia, hace olvidar a algunas personas su condición de clase y racialización. Ya se sabe ¿Quien puede matar a un niño?
Sounds of immigrant children being taken from their parents were played outside a Trump fundraiser in Washington, D.C.
As part of the president’s family separation policy, thousands of children have been taken from their families in a matter of weeks, and kept in extremely unsuitable conditions at various detainment facilities.
Progressive PAC American Bridge set up a speaker outside the event, which cost attendees a minimum of $100k. They continued to play the emotional audio as President Trump arrived to address the guests.
The backlash from both Democrats and Republicans has been immense since details of this no tolerance policy have been made public. Many have demanded that the president revoke it in order return the children to their families.
But Trump keeps shifting the blame on Democrats, implying it is their policy that created the inhumane border crisis. On June 15th, he stated, “I hate the children being taken away. The Democrats have to change their law. That’s their law. That’s the Democrat’s law. We can change it tonight. We can change it right now.”
Despite the blame being shifted around, the demand for justice has been constant across the country, and supporters of the policy have been made to answer for it.
En asuntos que tienen que ver con Relaciones Públicas y creación de consenso, no tengo claro si se trata de una cuestión de ‘tema’ o si es más bien una cuestión de ‘foco’. Y por tema me refiero aquí a lxs niñxs o la infancia, y a esa inocencia que se le atribuye.
Es verdad que, como truco psicológico habitual en labores de propaganda, apelar subliminalmente a cierto sentimentalismo que tiene que ver con la ‘familia’ sirve para afectar a las emociones y contrarrestar el juicio crítico del espectador/a. Pero no es menos verdad que ya existían niños y niñas al sur de Río Grande mucho antes de que Donald Trump llegase a la presidencia USA, aun cuando se podría pensar lo contrario si se atiende al relato espectacular de los medios de prensa (consiguen que parezca que las anteriores administraciones no dirigían políticas netamente racistas, como si la de Trump fuese la primera que lo hace).
Hipócritas.
Los noticiarios, y artículos, y vídeos, y “trending topics” sobre matanzas de niñxs en Siria (o en Libia, o en Faluya, o en tantos otros lugares que hemos bombardeado…), no parecen haber afectado del mismo modo a las audiencias racistas y clasistas –seguramente debido a que nunca hubo en el núcleo de la OTAN una voluntad clara de enviar tropas a gran escala (a diferencia de lo que ocurría en 1991) sino solamente las justas para mantener un equilibrio de fuerzas que permita alargar la matanza en el tiempo.
Por su parte, separar a las familias de inmigrantes es algo que en EE.UU. se venía practicando desde hace largo tiempo, cosa acreditada incluso por medios de prensa pro OTAN –como la propia TVE en alguno de sus reportajes monográficos sobre México hace pocos años (no recuerdo el título). Tampoco parecía afectar a la audiencia hasta ahora.
Hipócritas.
Desde los medios de prensa ahora hacen ver que son críticos con el racismo de Trump (el código deontológico del periodismo hace mucho que está muerto y enterrado) pero al mismo tiempo anuncian el proyecto europeo de campos de concentración para inmigrantes sin mostrar el menor atisbo de preocupación por los derechos humanos –a lo sumo citan, a modo de publicidad encubierta, el nombre de alguna que otra ONG que discrepa, y así aparece como controversia lo que en realidad es un claro síntoma de fascismo galopante. Gente como George Soros sale ganando por partida triple. Tampoco he oído que haya gentes preocupadas por los niñxs a lxs que afecta este tema.
Hipócritas.
Toda campaña de PR se hace para manipular, y todas consiguen manipular pero no todas lo hacen con la misma eficacia –ni siquiera con las mismas pretensiones de eficacia, habría que empezar señalando. Por eso digo que, en mi opinión, se trata principalmente de una cuestión de foco y no de tema. El foco se coloca sobre un tema y lo destaca, no tanto –que también– por dirigir la atención hacia ese tema, sino sobre todo porque crea una zona de penumbra alrededor de él, anulando la posibilidad de juicio sobre cualquiera de los otros, infinitos e inagotables, temas que están directa o indirectamente relacionados. Es el foco y la manera en que se enfoca con él lo que determina el nivel de importancia que se otorga a un tema particular en un momento dado.
Basándose eminentemente en medios audiovisuales, prensa y publicidad comparten infinidad de elementos con el cine. Haciendo un paralelismo con las películas de terror y violencia, ¿por qué no generan polémica las casquerías y violencias (físicas y políticas) de una Kathrin Bigelow, un Roland Emmerich, o una Bones o un CSI, mientras que Oliver Stone, Carlos Reygadas, Tarantino o Kim Ki Duk supuestamente son controvertidos y hasta repulsivos?
Reduciendo todavía más la escala de observación, llegando a distinguir entre distintos grados de afición al cine con violencia, ¿por qué hay quienes opinan que las películas de la saga SAW tienen un pase, mientras que una película como, por ejemplo, Serbian Film consideran que es pasarse de la raya? Al fin y al cabo, ¿no se recrean ambas en la violencia más brutal?
En la sociedad judeo-cristiana parece ser totalmente arbitrario el criterio para juzgar qué resulta repulsivo y qué no.
Hipócritas.
Todo esto tiene que ver con el modo en que se sitúa la cámara, se ilumina la escena, se posiciona el micrófono y cómo luego se montan las imágenes y sonidos. Es algo muy sutil que nunca deja de intrigarme. Y las empresas encargadas de las campañas mediáticas (como la de las familias de inmigrantes que Trump separa) trabajan con profesionales del cine para afinar estas sutilezas. También tiene que ver con los canales de distribución por los que llegan hasta el público: SAW se normaliza a ojos del espectador porque se anuncia en la prensa dominante y luego se programa en el canal televisivo de Paramount, que es un prescriptor cultural. Serbian Film, en cambio, es una película que la mayoría no tendrá oportunidad de ver jamás en su vida, salvo haciendo una búsqueda activa, y eso la acerca más a un objeto de contrabando que a un producto “legítimo”.
Así como hay para el cine (o la música, literatura, artes plásticas, videojuegos, etc.) una infraestructura de prescriptores culturales que fabrican tendencias y orientan gustos, también las noticias/anuncios calan más o menos en la audiencia según quienes las prescriban. Todo esto es parte de lo que yo considero el ‘foco’.
No pretendo decir que las Relaciones Públicas sean una ciencia exacta e infalible, pero sí que tiene un nivel de precisión muy alto a la hora de programar las reacciones emocionales del público.
Además, crear consenso no implica necesariamente ‘convencer’ de facto. Muchas veces basta con crear la sensación de que existe dicho consenso, como en el cuento del traje nuevo del emperador.
¿Por qué hoy la audiencia está, supuestamente, preocupada por esxs niñxs inmigrantes?
En otro ámbito de productos mediáticos, ¿por qué Grand Theft Auto –con su retrato socarrón de la delincuencia y el crimen– resucita siempre la polémica en torno a la violencia en los videojuegos, mientras que Call of Duty exhibe belicismo y tortura como quien vende churros sin que la prensa “mainstream” se escandalice? He aquí otro ejemplo de criterio arbitrario.
La respuesta a ambas preguntas es: por las Relaciones Públicas. Cada producto se publicita según un diseño de campaña basado en estudios demográficos y estadísticas analizadas por ordenador. Así, la editora del GTA contrata a expertos publicitarios especialistas en el escándalo, para fabricar expectación. Entretanto la editora de CoD goza de antemano, gracias a la temática militar de sus juegos, del favor de los medios de comunicación occidentales porque estos pertenecen a las élites del Pentágono. Distintos modos de vender una misma clase de artículo.
Igualmente, un presidente USA se puede convertir en moda entregándole un Nobel de la Paz, o también poniéndolo a parir en todo el hemisferio a razón de una polémica por día. Distintos modos de vender una misma clase de artículo.
Toda publicidad es buena publicidad. Lo importante es conseguir que los medios hablen de tu producto –si hablan bien o mal, es algo secundario. Y para conseguirlo hay que repetir el mensaje insistentemente hasta la saturación; hasta hacer que todo lo demás quede en penumbra. ¿Quién se acuerda ahora de la gripe porcina y de la investigación sobre las farmacéuticas iniciada por Wolfgang Wodarg? Nadie. Pero, en su momento, durante más de nueve meses no oímos hablar de otra cosa (es un decir). El consorcio de farmacéuticas confabuló con la OMS y ésta hacía llegar notas de prensa a los grandes consorcios del periodismo, que al publicar crean un efecto de imitación (si lo dice el New York Times, debe ser fidedigno). Así se justificó la compra de grandes lotes de vacunas y eso no se puede explicar solamente como efecto de un miedo atávico a la muerte.
Tampoco la preocupación por la infancia puede explicar por sí misma porqué ahora se están haciendo pasar por noticias periodísticas ciertos cortometrajes de ciertas empresas ONG que buscan escandalizar con manipulaciones emocionales e hipócritas sobre fenómenos migratorios que, en todo caso, existen desde hace muchas décadas y son consecuencia del imperialismo económico y sus guerras (declaradas o no).
Habría que plantearse si verdaderamente la audiencia está preocupada por esxs niñxs o si, quizá, ésa no es más que la percepción provocada en nosotrxs por los medios de comunicación y, en realidad, a la mayoría ese tema no le preocupa un bledo –que es precisamente la conclusión a la que llego siempre tras conversar con mis semejantes sobre asuntos como éste.