«Anticipando mucha de la música popular del silo XXI, Ain’t nothin Goin’ on But The Rent es el sonido de la soledad que surge a partir del desánimo de la conciencia, cuando las condiciones para su aumento están ausentes. Pero si consideramos los nuevos movimientos que están surgiendo en los Estados Unidos tras Ferguson y los que en Europa han producido, a Podemos y Syriza, hay muchas razones para creer que esas condiciones están de regreso. Está empezando a parecer como si, en lugar de ser el fin de la historia, el realismo capitalista hubiera sido un hiato de treinta años. Los procesos que se iniciaron en los sesenta pueden hoy reanudarse. La conciencia está aumentando nuevamente.»
Este es el final de No hay romance sin finanzas de Mark Fisher, que nuestros amigos de la Caja Negra han traducido y publicado. ¡Gracias! Estas palabras, aparentemente optimistas, fueron reposteadas en Plan C tres días después del suicidio de Fisher. Son, a la luz de las noticas actuales, una invitación al más profundo desánimo. Imagino que no soy la única persona que se siente triste con las noticas diarias. Creo que hay una respuesta en el mismo volumen de Fisher para diferenciar entre esta tristeza y el exhibicionismo emocional que suele fomentar la red social. Aparece en Bueno para nada, originalmente escrito de 2014
«Comparto mis propias experiencias de aflicción mental no porque crea que haya algo especial o único en ellas, sino para apoyar la afirmación de que muchas formas de depresión son mejor entendidas – y mejor combatidas – a través de marcos que son impersonales y políticos más que individuales y «psicológicos» y concluye «Inventar nuevas formas de involucramiento político, revivir las instituciones que se han vuelto decadentes, convertir la desafección privatizada en ira politizada: todo esto puede hacerse, un una vez que ocurra ¿quien sabe qué es posible?»
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