Con este post damos inicio a una nueva sección titulada «Ficciones sonoras» que pretende recoger ficciones cinematográficas, literarias, etc. en las que el sonido juega un elemento importante a nivel narrativo. No estoy hablando del sonido como elemento auditivo, sino de historias en las que algún elemento relacionado con lo sonoro está presente de una manera importante en la narrativa.
Voy a empezar con una película no demasiado conocida que vi hace unos días titulada The Shout (1978). El elemento sonoro que juega un papel vital en este caso es el sonido de un grito, un grito chamánico de los aborígenes australianos que supuestamente provoca la muerte a todo a aquel que lo oye.
La historia se basa en un cuento del escritor británico Robert Graves, y el grito no es el único elemento sonoro curioso que contiene a nivel narrativo. Uno de los protagonistas es un compositor de música electrónica que experimenta en su estudio (en una casa en el campo) con máquinas y técnicas diversas, algunas cercanas a la música experimental, otras más en el terreno de la grabación de campo.
Dicen que quien tuvo la suerte de ver la película en cines pudo disfrutar de una mezcla de sonido Dolby compleja que en su época llamó mucho la atención por ser «ruidosa» e «incoherente», entre otras cosas, tanto por las secuencias del músico en su estudio como por el tratamiento del infame grito. No obstante, lo realmente interesante es la introducción de un elemento sonoro que entra de lleno en el terreno de la magia negra. De hecho, el sonido está tratado de tal manera que en algunas secuencias hasta elementos ordinarios, como el viento, resultan molestos, chirriantes o extrañamente inquietantes.
Se trata de un filme que se suele meter dentro del terror, un género especialmente propenso a jugar con lo sonoro por su condición invisible. En cualquier caso, yo no lo etiquetaría así porque ni es una película que provoque miedo ni juega con los códigos más típicos de ese tipo de historias. Yo la definiría más bien como un drama psicológico.
Por lo que he podido a averiguar, el grito chamánico del que habla la película no tiene ninguna base real. Hay algunas tribus, entre ellas tribus australianas, que utilizan gemidos o gritos que algunos antropólogos han descrito como espeluznantes o terroríficos. Y, aunque pueden estar asociados a la muerte —a rituales de duelo, por ejemplo—, no he encontrado ninguna leyenda sobre gritos asesinos (quizá las haya, no soy ninguna experta en gritos, y mucho menos en aborígenes).
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