Kenneth Goldsmith no pasa, como me informaron hace poco, por su mejor momento. Una lectura de la autopsia de Michael Brown inició una polémica que va del simple y argumentado rechazo, pasa por el troleo propio de twitter del que el poeta ha hecho tanto uso, hasta esa afirmación sepulturera . Kenneth Goldsmith no pasa, como me informaron hace poco, por su mejor momento. Una lectura de la autopsia de Michael Brown inició una polémica que va del simple y argumentado rechazo, pasa por el troleo propio de twitter, del que el poeta ha hecho tanto uso, y termina por afirmaciones sepultureras como que “La era de la poesía conceptual y el nihilismo histórico ha terminado y hemos entrado en una nueva era, era de la poesía de compromiso social”. Poco podemos decir sobre un tema que, en lo que se refiere al contexto, nos pilla tan lejos. Entraríamos, como siempre, en ese debate sobre los límites de las cosas, tan aparente y tan tétrico.
Poco podríamos haber hecho los interesados por el arte del siglo XX si no hubiese sido por UBU Web regentado por Goldsmith, ese repositorio de documentación y copias de arte del último siglo y pico. Para una generación de historiadores de la imagen y el sonido enfrentados a “tecnócratas, leguleyos, productivistas materialistas, cientificistas, y un largo etcétera“; el acceso libre a los materiales de estudio, así como su reproducción con fines educativos, divulgativos y científicos, es imprescindible para la construcción de un discurso que, en su método y en su forma, pone en cuestión una economía de las imágenes y los sonidos basada en la escasez. Dicho esto, y dado que Kenneth Goldsmith anda detrás de UBU, no vamos a entrar en las cuestiones que le han traído esta polémica, pero nos cuesta pensarlo como alguien nihilista o carente de compromiso social.
Dicho esto, entremos en materia. Habíamos venido a hablar de RWM, en particular de nuestros podcast favoritos. De entre toda la serie de Podcast dedicados a Memorabilia, y de los varios que ha hecho Goldsmith, quizá este sea el más bello. Lo es, sobre todo, porque empieza con su grabación más preciada. Y esto, viniendo de semejante hombre-archivo, no es poco.
En mediateletipos le hemos dedicado bastante espacio a Memorabilia. No sólo por nuestro apego acostumbrado con esta radio, también porque es uno de los ciclos que desborda las formas de hacer radio en internet, llegando a acto público, y proponiendo una reflexión sobre el archivo mismo y el coleccionismo de sonido. Si la radio web no es radio, más que nada porque no viaja por ondas hertzianas sino por cables de fibra ¿no será una radio de podcast también un archivo? En efecto, según van pasando los años sobre RWM más claro queda esta naturaleza suya de repositorio, como podía entreleerse en sus documentos.
Y en fin, no es por pereza, pero aprovechamos para recordar algunas de las cosas que ya dijimos sobre este tema hace algo más de cuatro años.
Escuchando en linea todos los programas de Memorabilia, que Blanca fue reseñanado aquí, aquí y aquí, a uno no sólo le entran ganas de hablar bien de RWM, sino de las capacidades del medio web para, simplemente, hablar de música y escucharla donde no sabíamos como hacerlo. No me refiero a la radio, sino a los museos.
MEMORABILIA ha tratado el tema del coleccionismo a lo largo de esta primavera, en seis sesiones públicas con seis coleccionistas de discos, pensando la música desde la memoria, no tanto para construir una Historia en la que inscribirnos, sino para hablar filias y fobias. Memorabilia, comisariado por Anna Ramos en MACBA, es una propuesta imprescindible y bella, a partes iguales e indisolubles. Imprescindible por cómo hace a la institución partícipe en la recuperación de sonidos, haciéndose eco de las políticas de archivo que tanto interesan al MAACBA, pero contextualizándolos de modo sugerente dentro de cada una de sus historias. También es imprescindible porque resucita del olvido de los justos (y sólo a partir de subjetividades), canciones de un valor incalculable. Bella porque cuenta la Historia (con mayúscula, sí) a partir de sus historias, algo aparentemente muy simple pero no tan sencillo de organizar y conformar. Y bello, de nuevo y evidentemente, por la selección que escuchamos.
Hay que aclarar que el enorme valor de estas canciones no es el económico, es decir, el gran valor que como objeto escaso le suele otorgar el coleccionista al objeto de arte. Keneth Goldmith, de UBU Web, también en el programa de Memorabilia, lo explicaba muy bien en su charla durante ECO: muchas de los documentos en estos archivos no tienen valor hasta que alguien descubre que puede sacar beneficio de ellos. Pero scuchando la cápsula de Keneth Goldsmith también podemos pensar en otro valor; uno que, si no ha nacido en el s.XX, sin duda ha tomado importancia a lo largo del mismo: Es «esa cosa de la que están hechos los sueños»: [spoyler]
La cita es de el Principe Próspero en La Tempestad de Shakespeare:
Estamos hechos de la misma materia que los sueños. Nuestro pequeño mundo está rodeado de sueños
We are such stuff As dreams are made on; and our little life Is rounded with a sleepPero es en la voz de Bogart en El halcón Maltés de 1942 (Huston), donde se sobre-escribe que el valor del objeto viene dado por la ilusión. Robert Crumb ilustró para el sello Zazoo en 2006 una portada con el mismo título. Una colección de grabaciones super-raras de los años 20 y 30. El coleccionismo de discos es algo que los autores de cómic americano han recalcado muchas veces en sus historietas autobiográficas. No me quiero extender en esto, pero es importante: el cómic y el disco comparten cierta sustancia temporal.
Pero además de elucubraciones varias, lo que está claro es que son los medios masivos y de reproducción mecánica los que cambiaron por completo el modo de comprender la cultura, de almacenarla, coleccionarla y recuperarla. Junto con el cine, cada filmación, grabación y bocadillo dibujado, ha abierto una brecha en las concepciones de un tiempo único y una única historia. Ahora que el tiempo vuelve a ser lo que era, hay que recordar que su ruptura fue una de las razones de que hoy estemos hablando de maneras como la de Memorabilia de hacer historia.
Todo esto viene a contextualizar esas seis intervenciones en el MACBA, a esa serie de coleccionistas de objetos en un momento en el que supuestamente todo está pasando a ser digital. A una serie de personas, en definitiva, que tiene una relación personal con los objetos que conservan de una manera muy distinta a como la tienen los archivos institucionales con los mismos. En este caso no se trata de coleccionistas de blues, como en los cómics de Crumb, sino de músicas más o menos experimentales; aunque no de manera exclusiva. Quizás las intervenciones y cápsulas de Keneth Goldsmith, William Bennett y Ed Veentra se ajusten más a las relaciones habitualmente tendidas entre arte y sonido. La de Ed Veenstra, por ejemplo, trata sobre esta tendencia de artistificación del formato disco de la broken music. Para quien le interese el tema y aún no conozca la referencia, aprovechamos para recordar el libro editado por José Antonio Sarmiento La música del Vinilo. De Keneth Goldsmith poco se puede decir: el fundador de UBU web abrecon Bizet, hasta llegar a una pieza increíble de Todd Colby titulada Cake (The Agents of Impurity, Sonic Arts Network, 2007). Posiblemente sea Jonny Truck, fundador de un sello de jazz, el que más tiene que ver con estos modos de coleccionismo de música, aunque su podcast esté centrado en bandas sonoras. Por esto, posiblemente, también se podría caracterizarle junto a Mark Gergis, por trabajar con una discográfica, en el caso de este último Sublime Frequencies.
En cualquier caso sólo nos gustaría recomendar la escucha y lectura de cada uno de estos treaser, de documentación de de cada conferencia y audición. Hay para un rato.
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