Estaba leyendo este artículo sobre acústica de Juan José Sendra Salas y Jaime Navarro Casas y he encontrado una cita que da cuenta de cuando se comienza a valorar la reverberación de la voz dependiendo de su mensaje en las iglesias católicas.
También recomiendo que todas las capillas y el coro se cubran con bóvedas, ya que las palabras y cánticos del sacerdote resuenan mejor que bajo un techo de vigas. Pero para la nave de la iglesia, donde se predicará el sermón, recomiendo un techo plano (para que la voz del predicador no se pierda y no resuene desde las bóvedas). Me gustaría que dicho techo estuviese artesonado, y que tuviera tantos cuadrados como fuera posible, con sus medidas y proporciones exactas; dichos cuadrados deberían tratarse hábilmente con pintura gris, un color que nos parece agradable y más sobrio y duradero que otros. Recomiendo este artesonado, por otras razones, porque resulta muy conveniente para la prédica; los expertos lo saben perfectamente y la experiencia se encargará de demostrarlo.
Memorándum de Francesco Giorgi para S. Francesco dela Vigna.
1 de abril de 1535.
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