Estaba leyendo en The Guardian la primera crítica que veo de Mad Max: Fury Road y una de las primeras cosas que pone es que es «cacofónicamente ensordecedora». Según explica el artículo, la película explota en más de una ocasión el tema de las armas sonoras, o quizá más bien (sin haber visto la película, que se estrena esta misma semana) el poder del sonido como arma de terror masiva.
«Algunos de los vehículos de asalto llevan ejércitos permanentes de tamborileros, golpeando rítmica y agresivamente, creando un ruido escalofriante y perturbador». Creo que en este caso (a falta del sonido de la película), una imagen vale más que mil palabras…
Otro de los métodos sonoros que se utilizan para aterrorizar al enemigo es colgar a un guitarrista en el capó del camión con un montón de amplificadores tocando lo que, según el crítico, parece un pupurrí eterno de Slipknot. «Usar grabaciones no sirve, esta gente cree en tocar su música agresiva en directo».
Esto me recuerda a esa gente que se dedica a amontonar amplificadores en sus bicicletas y motos. Hace un tiempo, The New York Times publicó una serie de fotos sobre una pandilla de Queens que dedica todo su tiempo y dinero a equipar sus bicis con sistemas de sonido de lo más elaborados. En Mobilized Sound Systems hay una buena recopilación de imágenes de «discotecas móviles». En Mad Max como todo es apocalíptico tiene que ser más a lo grande, claro, una tonelada de amplificadores. Esperemos que su sonido sea tan cacofónico y ensordecedor como promete.
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