La serie danesa 1864 narra el conflicto entre Dinamarca y Prusia en aquella misma fecha. El diseño sonoro, que no su banda sonora, es remarcable especialmente en las escenas de batalla, jugando con elementos del paisaje sonoro o algunos subjetivos con respeto al silvido de las balas de cañon que lo hace casi poético.
En el sexto capítulo de la serie Francisco José I está mirando las ondas que producen la vibración de los cañonazos en unas copas de vino, cuando decide que es necesario llevar la banda a las trincheras para atemorizar a los daneses que, por contra, buscan entre los cañozanos es sonido esperanzador del canto de los pájaros.
La escena de las copas, si se me permite, recupera una serie de imágenes icónicas de la historia del cine, empezando por la escena de Parque Jurásico en esa primera presencia del Tiranosaurio, perceptible en fuera de campo por las ondas en los vasos de agua. Esta escena se mezcla con otra, no menos icónica, en la que Scorsese hace pensar a su conductor de taxi mirando unas burbujas y que a la vez hace referencia a otras películas de Carol Reed y Jean Luc Godard. El hombre condenado a su destino que mira un vaso no es otro que el primer ejemplo que Mark Cousis usa para hablar de la importancia de las ideas en la historia del cine en su The Film Story: An Odissey y que puede verse aquí. Francisco José I mira atribulado las ondas sonoras, decide usar la música y desde ese momento asistimos a varias horas de cañonazos entre el canto de los pájaros y la música.
Obviando La Cabalgata de las Walkirias en Apocalipsis Now, uno de los ejemplos más interesantes, por la calidad de la película, es Rio Bravo de Howard Hawks, en la que los enemigos están a punto de tomar la cárcel y piden a un grupo que toque El Degüello, el tema que los mexicanos tocaban en el asedio de El Álamo para hacer saber a los estadounidenses que no iban a salir vivos de aquella.
El toque a degüello se usaba, según Zona Militar, en los tercios de Flandes por los españoles, aunque en la época no tenían el el carácter estético que se supone le dan los prusianos o los mexicanos.
Las comunicaciones interiores en el tercio se realizaban mediante las señales acústicas realizadas por los tambores, con un código de señales que eran los toques de ordenanza. A la vez, los tambores actuaban como enlaces, y como agentes de información. Por la distinción de que gozaban y el sueldo que recibían podemos considerar que cada tambor estaba equiparado a lo que hoy sería un oficial radiotelegrafista.
Fue a través de la historia del Álamo que el degüello llegó al contexto del artecuando Santiago Sierra trató de interpretar una versión de esta misma canción frente a la Bolsa de Nueva York en Octubre de 2003.
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