La energía eólica es limpia y económica, pero no es silenciosa. Un nuevo estudio realizado en Australia indica que el ruido y los infrasonidos que producen los molinos de viento provocan, entre otras molestias, migrañas, acúfenos y sensación de presión en el pecho, los ojos y la garganta.
Aunque la muestra del estudio era reducida (tres casas próximas a un parque eólico con 29 turbinas), los investigadores encontraron correlaciones muy claras entre ciertas sensaciones de los residentes y condiciones de funcionamiento concretas del parque eólico. El problema es que las molestias generadas por este tipo de energía tienen más que ver con los infrasonidos y vibraciones que generan los molinos de viento que con el volumen del sonido en sí, por lo que la legislación que limita el número de decibelios permitidos no sirve de mucha ayuda.
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