Estos días en el IN-EDIT están poniendo, entre otras cosas, I Dream of Wires, un documental sobre sintetizadores modulares de lo más recomendable tanto para cualquiera aficionado al tema como para curiosos. La versión que se puede ver estos días en Barcelona (queda todavía una sesión el jueves 30) es un montaje de hora y media hecho para salas de cine. Existe otra versión de cuatro horas editada en DVD que no he visto todavía, aunque la tengo aquí pendiente.
El documental comienza explicando la historia de los sintetizadores Moog y Buchla, que son las dos marcas más conocidas de los años 60. Aquí nos encontramos con entrevistas a muchos pioneros de la época, desde Morton Subotnick y otros miembros del San Francisco Tape Music Center a Bernie Krause. Algunas de las entrevistas resultan muy reveladoras, hablando de temas muy diversos, desde la imposibilidad de utilizar este tipo de sintetizadores porque su precio era prohibitivo hasta el odio de algunos compositores electrónicos de la época hacia Switched-On Bach de Wendy Carlos —la razón es que no vieron con muy buenos ojos que se dedicase a interpretar música clásica, que venía a ser lo de siempre.
Aunque de entrada se centra mucho en Estados Unidos, a medida que avanza se mete en el terreno europeo, con Chris Carter (Throbbing Gristle) hablando sobre cómo se fabricaba sus propios sintetizadores porque no tenía dinero para comprarlos o fabricantes actuales como Doepfer. Es muy gracioso el momento de odio al punk, porque interrumpió los primeros atisbos de música electrónica «pop» con algo que musicalmente no era demasiado revolucionario (la guerra entre punks e industriales en el Reino Unido de los 70 daría para otro documental).
La última parte de I Dream of Wires se centra en el resurgimiento que han tenido todo este tipo de sintetizadores modulares/analógicos durante los últimos años, donde infinidad de músicos electrónicos se han dedicado a buscarlos y recuperarlos.
Se echan de menos algunas cosas que no sé si aparecerán en la versión más larga, como el BBC Radiophonic Workshop, pero en general es un documental tan didáctico como entretenido que vale la pena ver.
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