El sonido entra en nuestro cuerpo y lo hace vibrar constantemente, y con el Wi-Fi y otras frecuencias altas inaudibles entramos en otro mundo de frecuencias. Sonidos producidos por teléfonos móviles e inalámbricos, redes Wi-Fi, microondas y otros dispositivos electrónicos. Curiosamente, el autor comenta que aunque el Wi-Fi funciona en la misma frecuencia que un horno microondas (2,4GHz), mientras que el Wi-Fi suena como chasquidos el microondas genera un drone.
¿La niebla de ondas electromagnéticas que genera la obsesión por los dispositivos inalámbricos es tan tóxica como el carbón quemado que llenaba de humo las ciudades?
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