Condiment Junkie y la Universidad de Oxford han realizado un estudio que pretende descubrir si podemos notar la diferencia entre un líquido frío y uno caliente simplemente escuchándolos. La idea es que si podemos definir las propiedades sonoras que comunican el frío y el calor debería ser posible diseñar sonidos y entornos que mejoren la percepción de la temperatura.
Condiment Junkie es una agencia creativa especializada en «branding sensorial», lo que básicamente significa que intenta manipular las emociones del comprador/cliente en potencia a través del sonido, los olores y las texturas, aparte de a través de lo visual, que en general es lo único en lo que suele fijarse la publicidad. Según ellos, «el sonido apropiado puede hacer que una bebida sepa más dulce. El olor apropiado puede hacer que un color parezca más vivo».
Han realizado varios estudios en colaboración con la Universidad de Oxford, otro ejemplo que resulta interesante es cómo el sonido afecta a nuestra percepción del sabor. Sugieren que escuchemos estos dos sonidos con auriculares y comamos o bebamos algo con un sabor dulce o amargo (como una taza de café). Se supone que al cambiar de un sonido a otro deberíamos notar una diferencia en el sabor, e incluso en el lugar donde se localiza la sensación del gusto en la boca.
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