Entre los días 17 y 19 de marzo de 2014 nos desplazamos al bajo Aragón para grabar las tamborradas de la Ruta del tambor y el bombo. Con algo de esfuerzo y muchos niveles en rojo, conseguimos comprimir en estas grabaciones los tambores de Hijar y Calanda, amén de otras procesiones a ritmo de tambor en Puebla de Hijar. Para decirlo pronto y mal, estamos hablando de verdaderas raves católicas, donde los ya famosos nudillos ensangrentados representan una penitencia orgiástica al más puro estilo barroco. Ya se sabe, esa relación entre el dolor y el placer que deviene en el erotismo de la carne lacerada.
Y es que la carne, apretada o sangrante, tiene mucho que ver con el significado último de estas fiesta idólatras del catolicismo triunfante que encontraron en la imagen del cuerpo castigado la mejor bandera para la contra-reforma. Sin embargo esta no es la imagen que uno se lleva de Calanda. La imagen de fiesta generalizada, las mandíbulas apretadas al zurrar del bombo, le llevan a uno a otros referentes que también tienen que ver con la erótica barroca, pero desde otro estado distinto al sangrante.
Aunque es relativamente sencillo pensar el uso de la corneta, que como tuba aparece en las representaciones de la pasión desde antiguo, no es tan sencillo pensar en el tambor en esta escena.
El tambor guarda un fuerte carácter telúrico y mágico. Se ha dicho repetidamente que expresa el ritmo del mundo y el pulso de la naturaleza: Los hace explícitos. Es el corazón humano que bate, el corazón animal, el pálpito que acompasa lo viviente. Su atribución cósmica se debe a la identificación con el trueno y el rayo, de ahí que tenga una marcada connotación bélica. (…)
C.G.Jung escribió: «El tambor habla en el lenguaje primitivo al vientre o plexos solaris; éste no ruega, sino que produce el mantra»
TAMBOR
Diccionario de música, mitología y religión. Ramón Andres
El tambor, sin embargo, está asociado a la guerra, a Ares y al Hades, al demonio y al infierno. Sin embargo para algunos de nosotros no deja de estar asociado al baile. ¿No será esto lo mismo? ¿A alguien le sigue extrañando a estas alturas que el estado en que se encuentra la beata Ludovica y la droga que acompaña al amor y el bombo tengan el mismo nombre?
(Por cierto, ese grave que lo inunda todo en las «rompidas» no es un efecto, son los graves rebotando en las paredes de la plaza)
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