En las inmediaciones de la Ferme du Faï (una granja de los Alpes franceses reconvertida en centro para encuentros juveniles), hay una serie de trompas gigantes que funcionan como sistema de amplificación. Las trompas, que están delante de un acantilado, fueron instaladas en los años 90 por un grupo de ingenieros acústicos. Gracias a la topografía del espacio natural, y a la colocación de las trompas, el oyente percibe el eco de manera distinta dependiendo de su ubicación en el valle.
Las trompas iniciales, construidas de madera, cuentan con un soporte móvil que permite modificar la dirección del sonido. En 1997, el sistema se mejoró con otra trompa gigantesca de acero y hormigón que acentúa los graves.
Las trompas son aprovechadas además para un festival llamado Échos que explora las posibilidades que ofrecen tanto estos extraños sistemas de amplificación como el acantilado y el entorno.
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