Hace muy poco se anunció la apertura del LABoratorio de sonido, sumándose en su denominación al Audiolab de Donostia, al AVlab de Madrid, por poner dos ejemplos, así como a una serie de Laboratorios de experimentación por lo general asociados al media-art. A diferencia de estos, y en relación a otros que ya no existen, este ha construido un espacio polivalente para la escucha, donde se presentarán los trabajos de artistas, así como residencias, talleres y espacios de discusión.
Este laboratorio viene de la mano de Daniel Romero y para presentarlo Román Torre ha escrito una entrada en la web de LABoral donde se repasa la historia reciente que ha llevado a la institución de Gijón a plantear este espacio.
Este texto plantea una historia (más o menos) estatal basada en la influencia de diferentes proyectos, además de una historia de la tecnología, que tiene un punto de inflexión en la popularización de grabadoras de sonido de precios asequibles.
Y es que junto con la práctica artística a partir de grabaciones de campo, que ha tomado importancia (y no poco merecida), como puede leerse en este texto, hay otras muchas maneras de experimentar con el sonido desde el arte que parten de la ciencia, la filosofía, el conceptualismo o una visión (necesariamente crítica) de la tecnología. Cuestiones todas estas que no están reñidas entre sí.
Para el que escribe, este espacio podría ser un lugar para todas estas prácticas, desde el momento en que se planeta como un lugar, a la manera que los laboratorio de IRCAM, IRCAM o ZKM, pero sin la escala de estos y por tanto, sin la necesidad de ataduras y constricciones que podían tener aquellos otros laboratorios.
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