Hace unos años, cuando las fronteras del gusto estaban algo más constreñidas por el monopolio que pretendían extender algunos medios de comunicación, lo TRASH era identificable como lo inescrutable del gusto, aquello que respondía a una democracia extrema de los usos estéticos. Luego llego internet y, en una citación bastante trash, cuando las puertas del gusto se abrieron el mundo estético se mostró tal y como es, infinito. De ahí que existan espacios como escroto, tumblr duro donde los haya que se esfuerza en destacar lo más extremo de la imagen actual, ya sea esta una escena de sado japonés, un perro en una de sus posturas más simpáticas o un tren descarrilando. Pero no es un todo vale, va mucho más allá.
Como exponía Jordi Costa en Mondo Bulldog (influencia básica), en lo trash o lo basura hay también un gesto casi político de oposición al gusto y la estética dominantes. Y esta maniobra, continuo de memoria, podía hacerse de dos maneras.
– Una por puro azar, tratando de firmar una obra maestra y sacando un bodrio, como la más famosa Glen or Glenda, de Ed Wood, o paladeando «buena mierda» más moderna, artefactos como El mensajero del futuro (Kevin Costner), Dias extraños (Kathryn Bigelow con James Cameron como guionista) o Johny Mnemonic (Robert Longo) por centrarnos en el género futurista-distópico de los 90’s. En música la cosa podría ir de Wendy Carlos, a Luis Cobos, a Metálica.
– La otra sería la pretendidamente trash, con Pink Flamingos de John Waters como obra maestra, y con innumerables ejemplos más actuales como la mítica Karate a muerte en Torremolinos. O ya por pasarnos un poco de vueltas, esta entrevista a la cantante Pink.
Todos estos, ejemplos, como decíamos, de otra época antes del reinado absoluto de internet. Hoy todo el mundo desea ser un freak, o un friki, en parte por la popularización de esta palabra, en parte por la salida a la superficie de estéticas y gustos más minoritarios. O en parte quizá, con un poco de conspiranoia estética, por el efecto de la alianza entre Disney y Tim Burton, que han normalizado e hiper-realizado al niño raro. Esto se entiende bien atendiendo a lo dicho por Todd Solondz, cuando expresaba asustado que modelos o actrices se habían sentido identificadas con Dawn, la protagonista de de Welcome to the Dollhouse, prototipo extremo a modo de comedia del niño marginado.
¿Pero que hay del trash mismo de internet, de internet y el software como espacio trash? ¿Como se ocupa la música trash de estos nuestros «new media»?¿Hay signo de gusto más rancio e incómodo que clipy, aquella imagen de Microsoft ?
Hemos preparado un pequeñisima selección de algunas piezas musicales que en la mayoría de los casos se esfuerzan por parodiar el lenguaje de internet, llevándolo a la estética basura, unas veces más conscientemente que otras.
Ya nos hicimos eco del genial mexicano Chip Torres, que merece otra vez aparecer en esta web con su otro gran éxito Te voy a dar un byte:
O que decir de este clásico de Tam Tam Go, sordido y vergonzante, que nos hablaba por primera vez de la relaciones a distancia.
Si a estas alturas todavía alguien tiene ganas de saborear estos gustos extremos , nada mejor que este reto, directo de Brody, con una letra directa y pegadiza.
Para terminar, otra canción pegadiza, sobre el uso de las letritas en internet firmada por Los Ganglios
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