Con la entrada hoy de Mijaíl Kaláshnikov en el hospital a la edad de 92 años, el inventor de la AK-47 en 1942, uno se entera de que este fusil es el más usado en el mundo debido a su durabilidad. Un arma que se ha convertido, para algunos, en símbolo de las rebeliones y liberaciones, y sin embrago usada por aquellos que se oponen al llamado «mundo libre». Pensando en distintos sonidos de guerra, se podría decir que el sonido de la AK-47 es de los más escuchados de la historia del s.XX.
Por otra parte esto ha influido, mucho en el diseño de sonido, no sólo del cine, espacio donde el sonido de las armas es muy importante, como veíamos aquí, sino especialmente en los juegos donde reproducir y generar un sonido de AK-47 suficientemente aterrador es importante, como bien explica este niño al enseñarnos su fusil.
Esto podría llevarnos, por salirnos del tiesto, a las botellas de vodka con forma de Kalashnikov, regalo pendiente en los viajes a europa del este, o a este este gran vídeo de Alberto Cabrera Bernal.
Ah, el AK-47, qué recuerdos…
De este artefacto se puede hablar mucho, pero, así, deprisa y corriendo:
– En la época en la que Mijail Kaláshnikov diseñó este subfusil – en la Unión Soviética – la propiedad intelectual se la quedaba el Estado, sobre todo en temas de diseño industrial, y sobre todo sobre todo en cuestiones de defensa. Así que el camarada Kaláshnikov nunca vio ni un duro por las ventas de este subfusil, que es, con diferencia, el Volkswagen Escarabajo de las armas de fuego. Esto también hace que se trate del diseño armamentístico más plagiado, copiado y pirateado en el mundo. Es más, el AK-47 figura en los escudos nacionales de más de 22 estados en el mundo, sin que conste que alguien haya pedido permiso o pagado por derechos de reproducción. (Quiizás habría que preguntarse dónde deja esta situación a la dimensión sonora de este juguete.). En todo caso, estamos hablando de algo así como lo más cerca que se pueda estar de un arma asesina que sea también parte de un procomún global.
– Hasta aquí la cuestión de diseño, P.I. y demás. Pero, volviendo al diseño sonoro para cine, ¿conocíais este otro fenómeno – el de «The Wilhelm Scream»? Pasen y escuchen/vean:
http://acousticmirror.tumblr.com/post/17826743769/the-wilhelm-scream
A mí lo del grito Wilhelm me recuerda siempre a Blow Out, por aquello de la capacidad limitada de los humanos para proferir un grito ‘realista’ en ausencia de un peligro real…
De hecho, esos supuestos oponentes del «mundo libre» reciben buena parte de sus suministros de Karakas y RPGs de los depósitos que la OTAN tiene en Croacia.
Este dato encuentra su reflejo en la película Lord of War (2005), pero convenientemente deformado, como otros muchos datos verídicos que son deformados en el guión de ese largometraje.
Hay que aclarar que es común equiparar los términos Kaláshnikov y Ak47, pero Ak47 es un modelo en particular, el original, sustituido en la década siguiente por el AKM, y en los años 70 por el Ak74, que es la principal variante actual (en cuanto fusil de asalto normalizado).
Pero las diferencias entre ellos (y otras muchas versiones de diversos países) van de pocas aunque significativas a ínfimas. Y, en cuanto a su aspecto, es difícil distinguirlos si no se observan detenidamente. Por éso se les llama indistintamente Ak47 a todos.
Otro sonido característico de los Ak tiene que ver con su palanca selectora. Cito de mi colección:
»[…] Los vietcong llevaban sus fusiles con un cartucho en la recámara y la barra selectora en posición de seguro. Dicha barra podía colocarse para hacer fuego semiautomático o a ráfagas, pero era casi imposible conseguirlo sin emitir un ruido metálico característico. Más de una vez, en el asfixiante silencio de la selva, este ruido delató la posición del tirador uno o dos vitales segundos antes de que abriese fuego.»
Este sonido “traidor” tiene un pariente cercano en el fusil M1 Garand, que los usamericanos utilizaron en la II Guerra Mundial. Luego, cuando empezó a ser sustituido, los excedentes se suministraron en grandes cantidades a los gobiernos títere de Washington en el sureste asiático.
Cito:
»[…] La munición [en el M1] se carga mediante peines de ocho cartuchos al tresbolillo. Al hacer el octavo disparo, el peine metálico es expulsado con un sonido inconfundible. Ésto podía ser peligroso. De acuerdo con una leyenda de la guerra de Corea, ese ruido tan peculiar en el gélido silencio de la noche coreana podía traicionar al soldado al decir a su enemigo chino que se había quedado temporalmente sin munición.»
El sonido al que se refiere esta cita puede escucharse en algunos juegos clásicos de computadora ambientados en la IIGM (recuerdo que aparece en Medal of Honor; seguramente también en Call of Duty). Y aparece en múltiples ocasiones en el famoso largometraje bélico de Spielberg.
Un estudiante de cine me dijo en una ocasión que cada disparo y cada sonido de arma de esa película tiene su muestra exclusiva asociada en el montaje. Es decir, no hay dos sonidos de arma iguales en toda la película: si suenan mil disparos, entonces son mil muestras distintas. El equipo de sonido hizo múltiples tomas de disparos contra carne de vaca y cada disparo y cada impacto se utilizaron una sola vez, adaptados en exclusiva a una imagen específica.
Pero da igual toda esta propaganda spielberiana. Lo cierto es que desembarcaron cuando ya los rusos habían hecho la mayor parte del trabajo.
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Bueno.
Digamos que con estas cosas – armas, al cabo – siempre se desliza uno sobre el filo de lo ético. Siempre ha resultado difícil homenajear a los, por otro lado, muy grande ingenieros que diseñaron estas cosas, porque, hey, son cosas hechas para matar a gente, y, por muy bien que maten a gente, cuesta imaginar a sus autores como buenas personas.
Con el AK-47 también se nos mezcla todo el aura de la Guerra Fría y las guerras posteriores, y resulta difícil hablar de esto sin entrar en cierto tipo de criba o juicio.
Los detalles de la sonorización de la película de Spielberg que mencionas me indican que, simplemente, se ha hecho, por una vez, un buen trabajo de foley (probablemente dejándose un presupuesto mastodóntico en ello).
O sea, sería lo diametralmente opuesto al uso reiterativo del «grito Wilhelm» que mecionamos más arriba.
Pero, hablando de foley ¿qué les pasa a los sonidistas de foley con la carne de vaca? Mencionas los disparos contra cadáveres (espero) de vacas para simular el sonido de balas atravesando cuerpos, pero lo cierto es que la manera de simular un puñetazo también suele ser grabar puñetazos contra cadáveres vacunos.
¿Se le tiene algún tipo de manía especial a este animal en la industria del cine, o son sólo los artistas de foley los que la han tomado con las vacas?
Precisamente el otro día vi una conferencia ( http://www.ted.com/talks/paola_antonelli_why_i_brought_pacman_to_moma.html ) de la comisaria del MOMA de arquitectura y diseño que hablaba sobre el filo de lo ético en el diseño de armas al hilo de que intentó meter en la colección del museo una pistola y le dijeron que de eso nada.
La moral judeo-cristiana hace estragos. Tuve un ilustre profesor de filosofía que nos explicaba la moral de la antigua Grecia por extenso y después resumía: «en definitiva, la moral clasista griega era la nuestra contemporánea, pero sin el valor añadido de la hipocresía. Es decir, somos así, como en la antigua Grecia, pero lo negamos».
Y esa hipocresía a la que se refería el maestro aparece por todos lados. Así, se puede participar de los beneficios de la explotación y la guerra, también conocidos como capitalismo (por ejemplo, para construir una economía, museos incluidos), pero no se debe hacer «obscena» apología de las herramientas que contribuyen a ejercer la explotación y la guerra (por ejemplo, exhibir las armas que fabricamos luciéndolas en «nuestros» museos).
¡Perro mundo!
¿Alguien piensa que los objetos inertes, ya sean naturales o arte-factos, tengan una ética unívoca implícita, intrínseca y/o esencial?
Y, en caso afirmativo, ¿es esta ética más o menos reprobable en unos artefactos que en otros? ¿Es éticamente menos legítimo un fusil que una silla, o que una barra de pan, o que un condensador de tántalo?
Han surgido nociones sorprendentes (por inesperadas, o quizá no tanto) en estos pocos comentarios, cosas como deslizamientos “sobre el filo de lo ético”, o también referencias a supuestos “homenajes”, o referencias a las “buenas personas” -concepto harto torticero al que jamás terminaré por adaptarme y que pretende que hay personas buenas y otras que no lo son (he ahí la antigua moral griega de la que se trataba en filosofía)-.
¿Surgirían estas nociones en un artículo que versase, por ejemplo, sobre un nuevo artilugio de producción sonora? Y, sin embargo y en mi opinión, las mismas cuestiones éticas serían pertinentes en la misma medida porque ¿de qué estaría hecho ese artilugio sino de las mismas materias primas que son explotadas en régimen de rapiña por multinacionales que, para poder acceder a esas materias, financian clandestinamente los conflictos donde se utilizan las Karakas referidas en el artículo de J.L. Espejo?
A modo de ejemplo documental, recomiendo el largometraje ‘La pesadilla de Darwin’ de Hubert Sauper, en su versión inglesa en DVD porque trae una entrevista con el autor que es luminosa y elocuente acerca de la hipocresía estructural en que vivimos y sobre lo que un amigo mío denomina como la arquitectura del exterminio. Lo que los economistas llaman economía de la escasez.
Yo lo llamo, más genéricamente, el síndrome del traje nuevo del emperador… y por aquí cierro el círculo volviendo a la cuestión de la hipocresía judeo-cristiana.
Bueno, en fin, yo no veo que nadie haya hecho ningún homenaje. Más bien me parece que se ha tomado un hecho singular (el ingreso de Kaláshnikov en el hospital) como excusa para sacar a la palestra una breve nota sobre un sonido, característico donde los haya, que aglutina en su estética diversas dimensiones de lo humano: la ingeniería, la muerte, el sonido, la opresión, el entretenimiento y, como se ve, la ética y otras muchas nociones.
En este sentido es que hay que agradecer los artículos que hablen sobre el sonido de las armas, pues posibilitan que en los comentarios salgan a colación este tipo de cuestiones.
¿Qué tal un artículo sobre el sonido que hacen los martillos de los congoleños que pierden la vida en las minas para extraer minerales?
La semana pasada vi en el noticiario de Antena3 una referencia a las explotaciones de tántalo que se están proyectando en la provincia de Ourense.
Fíjense si vivimos en una versión del mundo concebida por embaucadores y asesinos: para poner en contexto a la audiencia, hacían un brevísimo resumen sobre qué son los metales raros y se enumeraban en un mapamundi los países del mundo donde se extrae el tántalo, apenas un puñado y ahora, además, Galicia. Pasmado me quedé cuando vi que terminaba la enumeración sin mencionar al que es, con mucho, el primer productor mundial, la República Democrática del Congo. Obviamente tras esta omisión se esconde una clara intención desinformadora y de legitimación de la violencia.
Lo cierto es que es imposible disociar el tema del tántalo del de Mijaíl Kaláshnikov. Ambos van de la mano como un niño y Wayne Gacy.
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En cuanto a su proverbial resistencia y fiabilidad, las Karakas son un caso curioso y un ejemplo extremo, pero no excepcional, de la política de diseño industrial soviética, política que tiene obvias raíces históricas y socio-económicas de índole pragmática: una nación que pasa repentinamente del feudalismo a la producción industrial en masa, necesita artefactos que puedan ser manejados por campesinos analfabetos.
Una anécdota da testimonio de este aspecto:
»[…] un paisano británico que poseía un AK-47 decidió entregarlo a las autoridades para cumplir la Ley de Armas de Fuego de 1988, pero decidió inutilizarlo antes. Cargó el AK, atascó el cañón con tierra y clavó el fusil en el suelo. Lo disparó desde lejos mediante un alambre atado a la cola del disparador. El fusil, con sus 40 años de antigüedad, saltó del suelo, limpiando el cañón con el disparo. El hombre intentó repetir la operación varias veces, hasta que hubo de desistir y serrar el cañón. Pocos fusiles, si es que existe alguno, podrían igualar esta increíble resistencia y fiabilidad.[…]»
La pregunta que queda en el aire es: ¿hacen magia los rusos? ¿O quizá en el hemisferio occidental se hacen las cosas de modo distinto por un interés político-económico?
La pregunta es retórica, por supuesto.
Y desde aquí podríamos reflexionar en múltiples direcciones, bien desde la perspectiva de la economía de la escasez, que lleva asociada conceptos como la obsolescencia -que ahora se quiere poner de moda aunque siempre estuvo ahí-, bien desde la perspectiva de la moral positivista, etc., etc. Se puede divagar hasta la náusea.
Por cierto, cuando, jugando en un ordenador, probé el sistema de recarga del M1 que mencioné en otro comentario, me hizo gracia darme cuenta de algo que parece intrascendente pero no lo es tanto: el mecanismo de recarga basado en un peine de ocho balas contribuye a aumentar notablemente el consumo de munición porque es más difícil recargar el arma sin haber realizado los ocho disparos. Así pues, cualquier soldado que quiera emprender un movimiento táctico se asegurará de llevar la recarga a tope disparando esas dos o tres balas finales que en otra arma sencillamente habría retirado manualmente para sustituirlas por un cargador completo.
Este es un ejemplo, típicamente protestante y judeo-cristiano (digamos, capitalista), de la astuta política de diseño industrial occidental aplicada a un fusil.
Y es que, cuanto mayor es el gasto extraordinario, mayor es el negocio del crédito estatal. Y nada gasta tanto como la guerra.
(y si no gasta la hacemos que gaste.)
En cualquier caso es un sonido muy bello el del peine saltando violentamente, con un timbre metálico entre severo y musical. No conozco otras cosas que se hayan producido en serie y suenen parecido.
Merecería un artículo el M1 Garand.
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