Ayer vi casi de casualidad un episodio de Hannibal (el número 8, titulado Fromage) que resultó estar plagado de referencias musicales y sonoras. Hannibal es una serie policiaca que no he seguido mucho. El Hannibal del título es el famoso Dr. Lecter, y aunque la serie es un producto entretenido con un diseño visual y sonoro cuidado, la verdad es que hasta este episodio no me había llamado mucho la atención.
La trama del mentado episodio comienza con una charla sobre cuerdas de violonchelo. Al parecer, antiguamente las cuerdas de los instrumentos se fabricaban con tripas de diferentes animales, normalmente de cerdo o caballo, pero a raíz de varios mitos sin mucho fundamento, la gente se refería a las cuerdas como «tripas de gato». No obstante, como esto es una serie truculenta, descubrimos inmediatamente que las cuerdas del instrumento que está sonando proceden de algo más siniestro que destripar a un gato, son de tripa humana.
La relación entre música y muerte no es nada nuevo, en la propia serie mencionan que uno de los primeros instrumentos musicales fueron las flautas esculpidas en huesos humanos. Aunque las flautas de hueso suelen ser de huesos de animales, es cierto que existen culturas en las que era habitual fabricarlas con huesos humanos, en ciertos casos porque el sonido de la flauta se identificaba con la voz del muerto, en otros porque se pensaba que el contacto con los huesos del finado permitía obtener sus mismas virtudes.
De todas formas, el punto álgido del episodio no son ni las cuerdas de tripa ni las flautas de hueso, sino el violonchelo humano que el psicópata de la semana se construye para tocar las cuerdas vocales de un trombonista… Tras matarlo, le abre el cuello para acceder a su traquea y exponer las cuerdas vocales, y le atraviesa la garganta con el mástil de un violonchelo. Después descubrimos que es difícil tocar las cuerdas vocales tal cual, que el asesino las ha tratado igual que se trata la «tripa de gato»; es un músico probando un instrumento nuevo en busca de un sonido «auténtico», como el de los instrumentos de antaño.
Más allá de morbosidades musicales varias, lo más gracioso del episodio es cuando descubrimos que el Dr. Lecter también toca un instrumento. Lecter afirma que él no compone, sino que «descubre, porque no puedes imponer la composición tradicional a un instrumento que es intrínsecamente una forma libre». ¿Qué instrumento puede ser ese? ¡El theremín!
Asesinos en serie que se fabrican instrumentos humanos, psicópatas que tocan el theremín… Quizás el crimen musical más repetido en el cine y la televisión es el típico estrangulamiento/decapitación con cuerda de piano. Yo recuerdo especialmente aquel episodio de Cuentos Asombrosos (The Amazing Falsworth) del «pianista asesino», a quien terminaban descubriendo porque una tecla de su piano no sonaba.
Una variante de la cuerda de piano sería la cuerda de guitarra, o de cualquier otro instrumento de cuerda. Precisamente en Hannibal hay un asesinato con cuerdas de por medio, pero existen muchos otros, como el asesinato con cuerda de guitarra de The Limits of Control. El potencial mortuorio de los instrumentos electrónicos y digitales es mucho menos novelesco, un sintetizador da como mucho para un golpe en la cabeza o una electrocución…
Y otro día hablaremos del criminal como artista visual, de la cámara de cine como arma blanca, de la impresión de dinero falso como proceso artístico…
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