En el anterior post hablábamos con Jordi de la posibilidad de re-conocer la evaporación del concepto netlabel ante la nueva realidad (distópica). Tanteando la posibilidad de que la denominación de «netlabel» pase a ser «sello». Como decíamos, podemos re-conocer una historia de los netlabels, intensa y breve. Aquel origen se vivió con mucha ilusión, acompañado de mucha dedicación, tiempo y trabajo. Los netlabels son un buen ejemplo de cómo las prácticas construyen las teorías o/y viceversa. Vamos, que hoy podemos hablar de referencias históricas bañadas de una filosofía y todo rodeado de cuestiones contextuales que lo hacen posible y necesario. ¿La situación ha cambiado tanto como para que el nombre netlabel sea exclusivo o desaparezca porque hoy ya no concuerda con nuestra referencia original?.
También podríamos preguntarnos sobre si esta prístina referencia en nuestras memorias de lo que fueron, o tal vez pudieron ser, los netlabels es una cuestión de identidad. Algo como la necesidad de crear una denominación de origen, un sello común, para esas señas de identidad consecuencia de años de infatigable creación e imaginación para compartir algo más que archivos binarios. Compartir las mismas preguntas y una misma filosofía, compartir la vida y el cómo realizarla:
Lo importante, y es lo que subyace a la filosofía sharing, es la escucha de un tema, la lectura de un texto, etc…, es decir el conocimiento. Debemos defender el derecho que tenemos como ciudadanos al acceso libre a la cultura, no podemos permitir que ese acceso venga determinado por la capacidad económica de cada sujeto. (…) Detrás de los netlabels hay una filosofía: sharing y la distribución libre de la cultura, en este caso, material sonoro (cuando deje de haberla, según mi opinión, ya no serán netlabels). Si aparece la variable «cobro» por descarga, ya no estaríamos hablando de un netlabel, si no de un sello online o sello digital con una política de distribución comercial determinada. Los netlabels tienen una política de distribución, no una política comercial de distribución. (…) Si un netlabel cobra por su material, ¿Qué lo diferencia de un sello «tradicional»?, ¿Por qué tiene otro nombre si es lo mismo?…volvemos al comienzo del debate ¿Qué es un netlabel?. Si la filosofía sharing no está detrás, no se qué es un netlabel. (…) Considero que plataformas como Bandcamp no están dirigidas a los netlabels, están enfocadas a sellos o autores que han elegido una distribución comercial de su producto por vía digital, algo totalmente diferente. (…) El netlabel utiliza la red para distribuir la obra de los autores que apoya. Su interés es, por un lado, distribuir y hacer llegar libremente ese material al mayor número de personas posible y, por otro, crear una comunidad de sujetos con intereses comunes (por lo general, reducida y muy atomizada) para retro alimentarse y colaborar, principios fundamentales del sharing.(…) El nacimiento de los netlabels está contextualizado en un momento crucial: la tecnología permite que el autor disponga de su material como quiera y si su voluntad es distribuirlo de forma libre, por primera vez en la historia reciente lo puede hacer. Por un lado porque desaparecen los intermediarios y por otro por la inmaterialidad del producto que hace que el coste de fabricación y distribución no se tenga que repercutir en el consumidor.
Si hacemos un poco de abogados del diablo podemos preguntarnos en qué consiste la filosofía de un netlabel y si existe una definición. Evidentemente crear un denominador común implica crear al mismo tiempo una diferencia: es necesario excluir (a otros) para incluirse (en el nosotros). Un riesgo que hay que correr (o no) en busca del síntoma: ¿Es el hecho de cobrar o no por una descarga un ejemplo claro de un conflicto? ¿Esta característica es la que nos incluye o nos excluye de ser o no un netlabel?
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