Gracias a unas conversaciones por email con Jordi Giráldez, motivadas por la serie de reflexiones sobre netlabels que llevan sucediéndose en varias webs desde hace tiempo, hemos hecho tres posts a partir de los extractos que hemos considerado más interesantes y así podré añadir algunos comentarios entre líneas. Este es el primero de los tres posts.
En Sismógrafo, comencé en 2008 teniendo una sección fija cada programa para presentar un nuevo netlabel y poner un corte de alguna de sus referencias. Era la única sección fija que tenía, algo que quería que fuese un punto fundamental del contenido de Sismo. Una apuesta clara y decidida para, desde mi humilde posición, dar visibilidad y promover lo máximo posible la enorme e increíble cantidad de material que se estaba haciendo en diferentes plataformas por todo el mundo. Compartía entonces, y ahora, la filosofía que hay detrás del sharing y de la distribución libre de la cultura representada perfectamente por los netlabels. (…) Tiempo después, a principios del año 2012, decidí eliminar la sección. No estaba seguro de que la diferenciación con el resto de sellos, que en un momento sirvió para definir y darles visibilidad, tuviera efecto ahora. Es más, podría llegar a ser negativo. Han cambiado muchas cosas. Así que la sección desapareció. Desde ese momento puse cortes de sellos, de todos los sellos que me gustaban, independientemente de la licencia bajo la que editaban su material. (…) Creo que tratar a un netlabel como sello es lo mejor que podemos hacer en estos momentos.
Desde que los netlabels comenzaron a entrar en nuestras vidas han cambiado muchas cosas o tal vez hayan cambiado algunos aspectos muy importantes. Esto quiere decir que disponemos de una corta, pero intensa, historia de los netlabels y que podemos re-conocer los cambios y saber en qué y cómo han evolucionado desde el principio. La propuesta que hace Jordi de denominar o no a un netlabel con este nombre porque existe un efecto negativo me hace pensar en un complejo de inferioridad con respecto a los sellos tradicionales, un comentario que he escuchado en muchas ocasiones. Pero ¿qué ha pasado en estos años para que esto sea así? Al comienzo, los netlabels representaron más cosas que la propiamente musicales. Esta proyección en el pasado, tan llena de esperanzas en lo que era un netlabel, o más bien que representaba, hace que las transformaciones que ha sufrido el propio formato no nos satisfagan de primeras. Si nos planteamos en estos momentos la disolución del concepto netlabel, de su denominación, es porque hay algo que nos descontenta. ¿Estamos ante una realidad que no corresponde con la que imaginábamos? ¿Es ésta una realidad distópica a una utopía reciente?.
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