Seguiremos con los post sobre netlabels, esta vez con Sean Parker, cofundador de Napster, primer presidente de Facebook y accionista de Spotify, quien puede ser considerado como un revulsivo para la industria discográfica. Desde luego es un personaje mediático que evidencia algunos aspectos perversos de la Industria Musical, visibles en plataformas como Spotify o Lastfm y similares. Estas plataformas han desarrollado un servicio cada vez más perfilado y que otras aplicaciones usan también.
Spotify, en lo que se refiere a servicios para la música, los músicos y los oyentes, se luce. La publicidad entre canción y canción, en los perfiles que no son de pago, es algo que no sorprende. Sin embargo, el cómo nos introducen esta publicidad es algo sintomático de una mente perversa: ¿alguien ha comprobado que cuando quitas el volumen o lo bajas durante la publicidad, ésta se para y vuelve aparecer cuando tienes el volumen que ellos consideran oportuno para que escuches la publicidad?. Un detalle genial, y que además puede llegar a cambiar si es de día o de noche. Más detalles de esta plataforma sueca: cuando abres Spotify te envía una notificación para que puedas saber qué escuchan otras personas y si lo están haciendo en ese momento. Este tema que también ha salpicado a otras aplicaciones como WhatsApp es fuente de reflexiones y comentarios chistosos como en este video y esta canción (atención al acordeón tablet).
A lo que vamos, estas plataformas puede que no sean la mejor opción para los músicos o creadores sonoros, sin embargo sí lo son para los intermediarios. Afortunadamente existen alternativas como Echopolite, que permite escuchar online y descargarse los discos por precios que son para tenerlo en cuenta, y que sobretodo mantienen una política más transparente y menos perversa que las nombradas anteriormente. Aunque recordemos que lo interesante de estas plataformas sería que realicen el trabajo de promoción de los artistas que tienen en lista y que los ingresos fueran directamente para los creadores y no se convirtiera esta situación en algo perverso. Vamos, que lo ideal es hacer un disco y recibir dinero por ello, ya sea por el master (cosa que no es muy común) o en un porcentaje de ventas (como hacen algunas editoriales) o en una cantidad de ejemplares del disco físico (imposible en un netlabel). Lo ideal no siempre es lo real y lo real puede convertirse en una distopía.
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