Crear y mantener un netlabel lleva mucho trabajo, bien lo saben los comisarios. Un trabajo que requiere mucho tiempo: escuchar inputs, gestionarlos y convertirlos en outputs. Un tiempo dividido entre el tiempo de escucha y el tiempo de gestión de todos los contenidos.
Puede ser recomendable pensar previamente el tiempo, y el trabajo, necesario para crear un netlabel y tan sólo en cuestiones relacionadas con el contenedor: el dominio propio o no, HTML5 o no, RSS o no, perfiles en facebook, twitter y otras redes sociales, las portadas y los textos en los releases, qué licencias usar, etc. Muchas decisiones a tomar antes de publicar un primer release. Pero lo peor no es esto, llega poco después: mantener la frecuencia de publicación para que el netlabel no parezca que ya ha pasado a la historia. En este sentido, coincido con José Luís Pardo cuando dice aquí: «Porque todavía no somos páginas de Facebook«. Hablando de que nunca hasta ahora ha sido tan costoso (en esfuerzo, en conocimientos técnicos y en tiempo) hacernos ver que existimos y que seguimos con vida…
Una disyuntiva temporal en la que nos encontramos inmersos. En el caso de los netlabels, donde el comisario es también artista sonoro, mucho del tiempo puede venir de, o devenir en, labores extra-musicales, dedicadas casi exclusivamente a la promoción. Un hacerse notar, un hacer ruido y un hacerse escuchar que no requiere conocimientos musicales. Como bien decía Xabier Erkizia en este artículo:
Cierro MySpace y abro perfil de Facebook, lleno la cuenta gratuita de SoundCloud, escribo un tweet por día en Twitter y leo 25, presto atención a la cantidad de visitas en Bandcamp … hace pocos años, el músico se encargaba principalmente de hacer música. Ahora, no sólo se las tiene que arreglar para hacer música, sino que tiene que atender a otras miles de labores.
Dos tiempos completamente diferentes: el tiempo detrás de un ordenador y el tiempo de nuestra existencia física. El vídeo de este post describe con gracia un posible diálogo entre Paul Virilio, Marshall McLuhan y David Harvey sobre la compresión del tiempo y del espacio. Una problemática que nos toca en forma de unos y ceros. Por esto, es necesario valorar nuestro tiempo, tanto como creadores de netlabels, como consumidores de netlabels.
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