RESONANCE es un documental que quiere mostrar las ondas invisibles y cuestionarlas. Más información aquí.
RESONANCE is a sensational eye opening documentary which reveals the harm we are doing by existing in an ocean of man made wireless frequencies. Two billion years ago life first arrived on this planet; a planet, which was filled with a natural frequency. As life slowly evolved, it did so surrounded by this frequency. and Inevitably, it began tuning in. By the time mankind arrived on earth an incredible relationship had been struck; a relationship that science is just beginning to comprehend. Research is showing that being exposed to this frequency is absolutely integral to us. It controls our mental and physical health, it synchronizes our circadian rhythms, and it aids our immune system and improves our sense of wellbeing. Not only are we surrounded by natural frequencies, our bodies are filled with them too. Our cells communicate using electro magnetic frequencies. Our brain emits a constant stream of frequencies and our DNA delivers instructions, using frequency waves. Without them we couldn’t exist for more than a second. This delicate balance has taken billions of years to perfect. But over the last 25 years the harmony has been disturbed. and disturbed dramatically. Mankind has submerged itself in an ocean of artificial frequencies. They are all around us, filling the air and drowning out the earth’s natural resonance. To the naked eye the planet appears to be the same. But at a cellular level it is the biggest change that life on earth has endured; the affects of which we are just starting to see and feel.
Esta bien, aunque la musica de fondo me hace un poco mas esceptico (…)
saludos.
Me parece leer en este documental, entre líneas, el típico ejercicio de propaganda que juega al despiste. Y, además, propaganda de un tipo muy elaborado, al estilo de un prestidigitador o un carterista. Como si dijesen insistentemente: “mira lo que hace esta mano, mira lo que hace esta mano, mira lo que hace esta mano…” y, mientras tanto, con la otra mano ejecutan el truco o te roban la cartera. Es el típico ejercicio de Relaciones Públicas.
La película nos habla de los riesgos de la contaminación electromagnética, pero se centra particular y casi exclusivamente en la telefonía celular (también hay mención a las conexiones a red inalámbricas), obviando otro tipo de peligros relacionados. Por ejemplo, es muy extraño que un documental que incluye referencias a Schumann, la contaminación electromagnética, el cáncer o los intereses económicos de las compañías, se deje en el tintero el asunto de los calentadores ionosféricos, por los que incluso el parlamento de la Unión Europea ha mostrado abiertamente su preocupación en el informe A4-0005/99 cuya lectura aconsejo encarecidamente:
http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+REPORT+A4-1999-0005+0+DOC+XML+V0//ES
Así, tras lo que parece crítica socio-económica y preocupación humanista, entiendo que se esconde en realidad una defensa del sistema. Se hace ver que se pone el dedo en la llaga (los celulares matan), cuando en realidad se está negando una comprensión auténticamente rigurosa de la realidad contemporánea por medio de evitar mencionar ciertos asuntos que, si hubiese buena voluntad, serían ineludibles (las armas electromagnéticas existen, los militares experimentan con manipulación del clima, las empresas de transgénicos tienen interés en controlar la producción de alimentos,…).
El caso particular de las abejas que se menciona en el documental me parece muy significativo. No es la primera vez que me encuentro con esta hipótesis que relaciona electromagnetismo y desaparición de las poblaciones de abejas. Pero hay algo de manipulación malintencionada en una película que trata el asunto desde una perspectiva tan unilateral. Si realmente estuviese en el espíritu de sus autores el aportar herramientas útiles para la comprensión racional del fenómeno, habrían mencionado también las otras hipótesis, tanto o más plausibles que la expuesta. Las abejas son el principal vector de polinización de los agricultores, así que presumir que su muerte en masa se debe a un factor que, si bien implica negligencia, es en última instancia fortuito, me resulta sospechoso. Otras hipótesis resaltan el factor intencional. Hay indicios para sospechar que tras esa destrucción de abejas se esconden los más que obvios intereses de la industria agroquímica-biológica, empezando por la todopoderosa Monsanto y demás paladines de los transgénicos, y terminando en las organizaciones terroristas OMC, FMI, Banco Mundial, Fundación Rockefeller, etc., todas ellas con un papel preponderante durante los últimos 60 años en la pérdida de la capacidad de los países para auto abastecerse de alimentos.
Así, existe constancia de que ciertos cultivos modificados genéticamente resultan nocivos para las abejas:
http://free-news.org/monsan16.htm
¿Ha sido ésto un efecto negativo fortuito y no intencionado? Lo dudo mucho.
También se ha dado a conocer que ciertos productos químicos provocan la desaparición de las abejas:
http://www.soitu.es/soitu/2008/06/02/medioambiente/1212399172_964699.html
http://www.naturalnews.com/030921_EPA_pesticides.html
Ésto no quiere decir que ésta sea la explicación acertada y que haya que descartar necesariamente la hipótesis de las ondas electromagnéticas. Pero, obviamente, hay algo sospechosamente tendencioso en el hecho de exponer una hipótesis sin mencionar otras más verosímiles.
¿Y su propósito? Bueno, la gente de las Relaciones Públicas son personas habilidosas en su oficio, pero, como todo ser humano, dejan una huella que termina por descubrir sus intenciones. Por ejemplo, donde leemos “sensational eye opening documentary which reveals the harm we are doing by existing in an ocean of man made wireless frequencies”, podemos apreciar una de estas huellas características. Expresiones como ‘we are doing’ o también ‘man made’ son un truco dialéctico conocido como plural mayestático, que en el contexto de esta película documental viene a decir que los culpables somos todos y todas. Ésto, a su vez, explota otra herramienta de propaganda que las religiones monoteístas han usado desde miles de años antes de que existiesen las Relaciones Públicas: el complejo de culpa. Quien se siente culpable tiende a agachar la cabeza. Este documental puede ser inadvertidamente interpretado por gentes sin criterio como: yo uso teléfono móvil, así que mejor me callo la boca y no protesto. Es el mismo cuento desde que Adán y Eva tomaron el fruto prohibido del árbol de la Ciencia, Prometeo arrebató el fuego a los dioses y Pandora abrió el ánfora con los males de este mundo, etc. (mitos patriarcales, por cierto, y por tanto misóginos).
Y a mí me parece manifiestamente obvio que películas como ésta, que hacen lecturas parciales, tendenciosas e incompletas de un asunto(s), no por casualidad utilizan los plurales mayestáticos de una forma mejor o peor disimulada, sino que su intención es deshonesta y tratan de apartar la atención de los verdaderos culpables hacia quienes debería dirigirse la crítica, o sea, los capitalistas que manejan el cotarro.
Es muy fácil y muy vendible decir que todo el mundo contamina o que la humanidad inventó la bomba atómica, pero no es cierto.
apertas