(Lata de Flickr de Tony Conrad)
Mediateletipos nunca se ha definido muy bien a si mismo, o misma. Grupo (no tanto colectivo, ha estado más atento a lo común), máquina de teletipos o bien contenedor de todo lo que cada quien va encontrando en sus investigaciones. Por esta dificultad de autodefinición, se hacía dificil definir tareas cuando nos planteamos trabajar juntos en Encuentro Internacional de Creación Sensxperiment, para el que Pablo Sanz había propuesto como tema Inmersión Sensorial.
Esto explica la forma múltiple de la colaboración con el entonces futuro encuentro en labores de comisariado, redacción, traducción o comunicación. Explica también que el festival no se pensase como un suceso para unos días, sino como un proceso de trabajo que se apoyaba en la forma trienal que había adoptado el encuentro. Un trabajo que en su forma web se presentaba como un conjunto de entrevistas, monográficos sobre artistas y artículos cortos sobre temas transversales que debían ponerse a trabajar sobre el tema de la Inmersión Sensorial, un término que como muchas veces hemos expuesto, no trata tanto de presentarse como definición sino como categoría.
Tras una serie de charlas y reuniones, siguiendo una linea ya expuesta por el comisario, acordamos pensar juntos esta categoría huyendo de la narración y centrándonos en los modos de inmersión en el espacio.
En realidad la inmersión es casi una norma en la narración y la representación clásica occidental. Mediada casi siempre por el texto, literario o escenográfico, tiene más bien que ver con el tiempo que con el espacio. Cine, Teatro, Literatura, Cómic, Videojuego… todos ellos tratan de llevar al consumidor de cultura a través de una o varias lineas que le permitan comprender propuestas imaginativas, teóricas o políticas de los así llamados autores.
Nosotros queríamos pensar la inmersión partiendo de la generación de espacios en los que el cuerpo se inscribe a cualquier escala. De hecho, creo que para pensar mejor la Inmersión Sensorial tal y como queríamos proponerla, y aun partiendo del medio audiovisual tan condicionado por la frontalidad escenográfica, lo más sencillo sea partir de la espacialización sonora y la acusmática. Una paradoja curiosa, la de partir de lo que no se ve, para hablar del audiovisual.
La negación de la visión o las alteraciones del espacio visual, que relacionan a la música con la imagen no son nada nuevo. De hecho puede hablarse un principio de la historia de la música concreta y acusmática con el uso tecnología de filmación para negar la imagen y presentar sólo sonido. Hablamos, claro está, de Weekend, rodado en una época en que la fonografía fantaseaba con el sonido óptico y se disparaban los juegos de presencias y ausencias. Una historia de la no-escenografía que puede ir desde los conciertos a oscuras de The Residents, hasta el Building for Music de Juan Muñoz, en el que se describía una historia de auditorios ahora invisibles para el oyente de aquella radio holandesa.
(Almanaque Bailly Baillere 1935)
(Prueba para el concierto de ILIOS)
Que Pablo Sanz (comisario del proyecto), estuviese estudiando ArtScience en La Haya junto con Juan Cantizzani (Director del Festival), tiene por supuesto mucho que ver con el enfoque. Como yo no puedo hablar de esta influencia, porque no me toca, si puedo exponer los reflejos de Sonic Acts de Amsterdam, donde algunos de nosotros nos encontramos para volver a hablar en persona sobre la preparación de Sensxperiment 2011. En la edición de 2010 del festival holandés estaba dedicado a La poética del espacio, por lo que creo que ya podían leerse algunas de las lineas trazadas para hablar de inmersión: La importancia del cine parpadeante o estructuralista, de las músicas acusmáticas y espacializadas, y de la necesidad de establecer ciertas raíces con la historia de la tecnología más allá de la historia del arte, ocupándonos siempre y en la medida de lo posible del efecto de todos estos trabajos en el sensorium del “espectador”.
Por tanto, a modo de conclusión, deberíamos preguntarnos, siendo lo más sinceros posible, por el efecto de todo esto es ese espectador. ¿Cómo funciona este tipo de manifestaciones en sus receptores? Cuando intentamos buscar opiniones sobre este tipo de cuestiones por vía web, sólo encontramos la de Alex Mendizabal:
Acabo de acabar de beber una baso de agua. Esto (el acabar de acabar) ha afectado permanente mi estado físico. Ha sido una experiencia explicable y olvidable, inmersiva e irrepetible.
Esta respuesta, que podría haber sido entendida de muchas maneras, no generó más debate que ella misma.
¿Que tipos de respuesta tuvo en el público asistente a las distintas actividades programadas entre 2010 y 2011 en Sensxperiment?
Durante 2010 se programaron distintas sesiones audiovisuales y conciertos. La respuesta a los conciertos fue muy positiva, mientras que en las proyecciones, no lo fue tanto. La selección audiovisual, centrada más o menos en el cine estructuralista, quería presentar una introducción histórica a las propuestas contemporáneas. Las relaciones de Syncronator con Flickr de Tony Conrad o Impulsos ópticos en progresión geométrica de Javier Aguirre, eran más que evidentes. Sin embargo, pocos espectadores se quedaron a ver parpadear la película de Conrad que se proyectaba en 16 mm, mientras la mayoría permaneció hasta el final en el concierto de Syncronator.
Los eventos en 2011 se centraron en el festival en Lucena durante las semanas del 20 de octubre al 12 de noviembre. En este caso sí podemos hablar de la experiencia de los asistentes, que yo expondré a través de los trabajos de Marc Bain y Pascal Battus.
Marc Bain consiguió implicar a un amplio grupo de personas que no sólo asistían al festival sino que realizaban su actividad diaria y que encontraron a Lucena insertada en su propia vibración.
También tuvo un efecto más que recalcable entre el público el masaje sonoro de Pascal Battus, en el que los masajeados realmente entendimos algunos de los limites de nuestra percepción.
Sin embargo no se produjo la misma sensación cuando las intervenciones artísticas se producían dentro de los márgenes, más o menos franqueados, de lo escenográfico. Aunque el escenario desapareciese, y la sala de cine se llenase de luz, parece necesario llevar aún más allá la transmisión del discurso. Haciendo autocrítica podemos ver, de paso, los límites de los formatos que queríamos traspasar para comprender mejor que es esto de la inmersión o hacia donde la hemos querido llevar.
(Mark Bain en el mercado donde se desarrolló en concierto)
Creo que es importante recalcar que no sólo es necesario inscribir al cuerpo en una ambiente inmersivo, sino, en relación a las respuestas que yo he podido recabar, llevar ese ambiente inmersivo a la cotidianeidad, hacer desaparecer no sólo el escenario, sino los límites mismos del evento y de la situación. Los ejemplos de Marc Bain y Pascal Battus son especialmente adecuados no tanto porque fueran las mejores actuaciones, sino porque representaban la creación de un espacio inmersivo dentro del cuerpo en el caso de Battus o en el espacio cotidiano, en el caso de Marc Bain, que habita un ciudadano de la obra, por usar un termino de María Andueza.
No estoy diciendo con esto que deban sacarse a los trabajos inmersivos de su auditorio o la sala de exposiciones, ni que todo deba ser arte público, sino que para preocuparnos sinceramente por la respuesta de distintos públicos con este tipo de manifestaciones culturales, debemos fundir los límites que separan a esos hipotéticos públicos.
Por seguir con estos dos ejemplos ¿que respuesta nos queda de los asistentes? En el caso de los masajes de Pascal Battus se producían respuestas de gran efusividad, cuando no directamente placer declarado abiertamente. En el caso de Marc Bain, las resuestas iban del trance al que estamos más acostumbrados los que asistimos a menudo a este tipo de “conciertos”, hasta la risa, la indiferencia (claro), la extrañeza y en algunos casos el miedo.
Debemos agradecer a quienes nos han dado un espacio en sus programas de Radio Nacional, Via Límite, Atmósfera y Ars Sonora. Mientras Atmósfera y Ars Sonora nos invitaron a presentar los trabajo que vendrían a exhibirse, siendo de gran utilidad como anticipo, fue Via límite el que tomó la posición de espectador, y por tanto el que pudo hablar desde su experiencia.
¡Gracias y hasta la próxima!
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